Capítulo 6.

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Un viaje... movidito.

—Repito: no es para tanto.

Isaac lanzó un silbido de ofensa a la par que Jossie arqueaba las cejas. Cuando se compenetraban de esa manera daban auténtico pavor. Mientras que la pelirroja caminaba en mi lado izquierdo a una distancia prudencial para que sus caros tacones y mis muletas no chocaran; Isaac hacia lo propio por la derecha.

—¿No es para tanto? Te dejamos sola apenas un par de minutos y Cook ya te arrastra a un armario e intenta abusar de ti. Literalmente, no te hemos dejado sola ni diez minutos —refunfuñó el castaño— Necesitas vigilancia intensiva.

Puse los ojos en blanco ante la seriedad de sus palabras.

—Ha sido una casualidad.

—Una casualidad que no estamos dispuestos a dejar que vuelva a repetirse —se inmiscuyó Jossie— Si no es por ese tal Kavinsky quién sabe lo que podría haber pasado.

Me mordí el labio inferior moviendo la cabeza con rendición. Tenían su punto y era una estupidez discutirlo. No había vuelto a saber nada de Viktor desde que el conserje lo escoltó al despacho del director pero sospechaba que su castigo, de obtener uno, no sería especialmente severo.

—Empezáis a pareceros a mi hermano.

Jossie perfiló una sonrisa de labios rojo fuego.

—Robert tiene muchas razones para ser como es contigo. Además, si tengo que apostar por uno de los hermanos Cole, sin duda sería por él.

—Sin la menor duda —corroboró Kowalski asintiendo con gravedad.

Una carcajada hizo vibrar mis cuerdas vocales.

—¡Vaya! ¡Muchas gracias por la confianza!

Envueltos en un ambiente disentido avanzamos a mi velocidad de crucero hasta el aparcamiento. La masa de estudiantes y la multitud de coches aparcados en el lugar me dificultaron la visión. Traté de ponerme de puntillas con un único pie pero fracasé tan estrepitosamente que Isaac tuvo que atraparme antes de darme de bruces contra el suelo.

Él se irguió estirando el cuello para ver a una altura inalcanzable en mi caso.

—¿A quién busco? —inquirió tras unos segundos en blanco.

—Quién sabe. A Rowen, a Noah o a Troy.

Isaac me dio una sonrisa sarcástica.

—Gracias por cerrar tanto el círculo.

Jossie se cruzó de brazos con paciencia mientras nuestro amigo escrutaba el horizonte antes de comenzar a avanzar entre la gente que empezaba a dispersarse. A unos cien metros estaba estacionado un vehículo con su inconfundible conductor apoyado en el capó.

El cabello rubio parecía más claro bajo los potentes rayos de sol y llevaba un amplio jersey blanco de cuello largo que contrastaba con la pintura oscura de su coche. Al vernos elevó una mano como saludo y se recolocó las gafas de sol sobre el puente de la nariz.

—¿A quién tenemos aquí? —dijo con su habitual tono sosegado y burlón— El Trío Dorado al completo —a pesar de que sus ojos no se distinguían debido a los cristales negros supe cuando posó su mirada en mí— Enana, tu carruaje espera a su princesa. Pelirroja, puedo acercarte a casa si quieres. Pingüino, la invitación se hace extensiva a ti también.

—Compórtate delante de mis amigos, ¿quieres? —farfullé aunque sin ser capaz de ponerme seria ni un instante. Noah sonrió ampliamente y se incorporó para rodear la parte delantera y abrir la puerta del copiloto— Oh, gracias.

Kavinsky © [✓]Where stories live. Discover now