Capítulo 7.

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Batidos de chocolate y wookiees.

Succioné con todas mis fuerzas a través de la pajita con los ojos cerrados. El batido de chocolate frío entró a mi sistema tan deprisa que un conocido dolor se apostó en la parte posterior de mi nariz.

—No intentes ahogarte en batido, ese truco no te bastará para librarte de esta conversación, enana —despegué los párpados apenas unos milímetros para enfocar a Noah. Este mordisqueaba el pequeño cilindro de plástico con una sensualidad confusa— Sé de primeros auxilios.

Opté por no decir nada y seguir bebiendo mi batido como una niña buena mientras esperábamos en aquel reservado. La puerta de la cafetería se abrió con su singular tintineo captando nuestra atención. Una sonrisa se dibujó en las facciones de Spellman cuando Rowen cruzó el umbral.

La chica llevaba el cabello recogido en una coleta floja que dejaba varios mechones sueltos sobre su rostro. No llevaba lentillas por lo que portaba sus gafas sobre el puente de la nariz y exhibía un aspecto algo desastroso. A pesar de eso era imposible definir su aspecto como malo. La novia de Rob parecía incapaz de no verse guapa en cualquier situación.

Nos localizó con rapidez y se dejó caer a mi lado con un resoplido de cansancio.

—¿Qué tal el examen, Smith? —inquirió Noah recolocándose en su posición y posando los codos en la mesa para inclinarse hacia delante, con interés.

Rowen se quitó las gafas para proceder a frotarse sus agotados glóbulos oculares.

—Yo diría que bien, pero nunca se sabe. Crucemos los dedos. Pero después de tres largas horas de examen lo último que me apetece es pensar en él, así que... contadme, ¿a qué se debe esta repentina merienda?

—La pequeña Cole tiene algo que contar a Robert y he juzgado que es bueno que haya testigos delante por lo que pueda pasar después —se mofó el rubio. Al parecer su humor había mejorado bastante desde que el chocolate atacó su sistema.

Rowen pareció confusa y buscó respuestas en mí con la mirada. Sus profundos ojos azules me sondearon con astucia como si tratase de desentrañar mis pensamientos. Era un tipo de mirada que compartía con mi hermano, no obstante, su curiosidad se veía motivada por una pasión que no podía refrenar: su amor por el periodismo.

Por mi parte seguí bebiendo con la pajita emitiendo lastimeros quejidos al encontrarse próximo el final de aquel néctar de los dioses.

—No entiendo nada —se rindió la chica dirigiéndose hacia Noah.

—Ya lo entenderás, preciosa, aunque esperemos al pesado de tu novio y a la otra nena antes de entrar en detalles —presionó los labios demostrando que no estaba tan fresco como se esmeraba en aparentar— Es un asunto... delicado.

Lo fulminé con la mirada. Vale que la situación había sido extraña hasta límites que rozaban la peligrosidad... pero estaba exagerando un poco. No comprendía ese repentino arranque de sentimiento de guardián que atesoraba. No viniendo de él.

Compartimos un duelo de miradas durante unos segundos antes de que Rowen volviese a tomar la palabra.

—Hablando de temas más alegres —dijo con las comisuras de los labios ligeramente alzadas— Mirad quien viene a la ciudad dentro de unas semanas.

La chica alargó su teléfono móvil hasta Noah que miró la pantalla con curiosidad. Su ceño fruncido se vio sustituido por una sonrisa de sorpresa y alegría.

—¡No jodas! Sin lugar a dudas tenemos que ir. Será como en los viejos tiempos.

—Exacto —Rowen asintió— aunque espero que esta vez no se desfase tanto como en la anterior. Fue curioso toparse con esa...

Kavinsky © [✓]Where stories live. Discover now