22

437 50 1
                                    

Regresé a mi apartamento llevando dos helados Mochas de Bird Rock Café.

Katniss me dio la bienvenida con un beso... y un apartamento limpio. Había barrido los pisos, quitado el polvo a los muebles, incluso había doblado mi ropa. Mierda, no recordaba haberme casado.

—Lo siento, espero que no te importe. Sólo necesitaba estar ocupada.

Lo entendía. Y aquí estaba yo a punto de interrogarla sobre su pasado.

Nos sentamos en la mesa.

—¿Qué pasa, Peeta? Estás actuando raro. ¿Sigues molesto por lo de Chris? Nos encontraremos con él en una hora, así que....

—No. No es eso.

—Sin secretos. Suéltalo.

No sabía cómo plantearle la situación. Teníamos la implícita regla de nunca hablar de su época en el burdel.

—En el burdel, cuando regresé para verificar si eras realmente quien decías ser, me dijiste que Nicole y tú estaban convencidas de que las salvarían. ¿Por qué lo pensaban?

—¿Por qué lo preguntas? —Se removió en su asiento. —Sólo por curiosidad.

—¿Por qué ahora? —Se mordió sus mejillas.

—Siempre quise preguntártelo. Solo que nunca encontraba un momento adecuado.

—Por nada en especial. Una vez pensé que otro tipo había sido enviado para salvarme. Pero nunca regresó. ¿A qué viene todo esto?

—Es importante para mí. ¿Por qué pensaste que regresaría?

—¿Primero te pones celoso de Chris y ahora me estás interrogando sobre los clientes? Sabes que no quiero hablar de ellos. Yo no podía decirle cuál era el verdadero motivo.

—Por favor, Katniss. Necesito saberlo.

Sus manos se apretaron en puños.

—¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres escuchar cómo él me obligó a hacerlo con Nicole? ¿En qué posiciones me folló? ¿Eso te hace feliz?

—Maldita sea, Katniss. ¿Es eso lo que piensas de mí? Por supuesto que no quiero saber sobre toda esa mierda. ¿No piensas que me mata escuchar cómo todos esos hombres te usaron? ¿De la misma manera que lo hice yo mismo? Cada jodida noche desde que te conocí tengo pesadillas con todos esos hombres sin rostro follándote. Y en estas pesadillas soy un maldito inútil que no puede salvarte. Quiero matar a cada uno de los hombres que alguna vez puso un dedo sobre ti. Sólo quiero intentar comprender por qué mierda nunca nadie te salvó. Fuiste tú quien lo mencionó. ¿Es tan condenadamente malo?

Se corrió el cabello de la cara como lo había hecho la noche en que yo había regresado al burdel.

—Lo siento, Peeta. Estoy tan hecha mierda. Déjalo. Me odio por todo esto.

—No estoy cabreado contigo. —La atraje hacia mí y la besé en la frente—. Sé que esto es difícil para ti. Estuve pensando en todo esto y necesito saber. Pero si no quieres contarme, está bien.

No estaba usando la psicología inversa... no quería molestarla más. Me lo diría cuando estuviera lista.

—Lo siento, —dijo con voz aguda.

—Lamento haber sacado el tema. Olvida que lo pregunté. Tenemos que salir pronto para reunirnos con tu novio.

—Ja, ja. Voy a prepararme.

HéroeWhere stories live. Discover now