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Sobrevivimos al viaje en el movedizo bote hacia Aruba. Esta isla vecina tenía el mismo ambiente que Curaçao: tropical, húmedo y colorido. Sentía los ojos arenosos por la falta de sueño y ni siquiera el negro alquitrán al que Kyle llamaba café pudo evaporar la niebla de mi cerebro. Una noche agitada en ese barco de mierda sumada a las vívidas pesadillas acerca del destino de Katniss me dejaron nervioso e irritable. No iba a poder relajarme hasta que lográramos terminar con todo esto.

Con el barco seguramente atracado en un muelle, los tres nos encaminamos a través del alborotado mercado, atravesando a codazos la hordas de turistas y lugareños que pregonaban sus mercancías. El sol ya estaba asando al mar de cuerpos tendidos sobre un tramo de la playa y aunque vestía unos vaqueros desgastados y una raída camiseta con un gorro que me cubría hasta los ojos, sentía el abrumador calor en mi piel. No pude evitar que Vic se pusiera una camisa hawaiana de mal gusto, tratando de vestirse como un turista. Él nos seguía de lejos, paseando tranquilamente de tienda en tienda a lo largo de la carretera frente a la playa.

Alquilamos un coche y reservamos una habitación en un hotel en el centro de la ciudad. Hasta que la encontráramos, queríamos asegurarnos de permanecer dentro de la zona turística, así haríamos nuestro mejor esfuerzo para mezclarnos con la multitud de visitantes.

Por la noche, Kyle, Vic, y yo volvimos a salir, buscando por todas partes unas luces rojas. Los burdeles de Aruba parecían de mejor calidad que los de Curaçao. La mayoría funcionaban como bares. Los hombres podían sentarse y ordenar bebidas en pequeñas mesitas y charlar con las prostitutas. Supongo que era ideal para los hombres a quiénes les gustaba fingir que estas mujeres estaban realmente interesadas en ellos, en lugar de admitir que pagaban por sexo. Yo prefería ser honesto con mis intenciones, así que nunca necesitaba jugar ningún juego ni engañarme a mí mismo más de lo que ya lo hacía.

Pero después de otra larga noche de demasiadas bebidas y luces de neón brillantes, regresamos con las manos vacías. Sin Katniss.

Kyle nos convenció a Vic y a mí de tomarnos un descanso en el bar del hotel, Enrique & Richie's. Estaba oscuro y vibraba por la música a todo volumen. El Spring Break estaba en pleno apogeo. Las universitarias se retorcían en la pequeña pista de baile cargando coloridas bebidas dulces y vistiendo cortas faldas combinadas con tops de bikini. La mayoría ya estaban medio borrachas y no podía dejar de preguntarme si alguna de ellas sería la próxima Katniss.

Vic y Kyle charlaban con las chicas en el bar, pero yo estaba demasiado malditamente deprimido como para tener una charla trivial. Me senté solo en una mesa en un rincón a beber whisky. ¿Por qué debería de estar divirtiéndome en el paraíso, mientras que Katniss estaba en el infierno?

Piensa, hijo de puta. ¿Qué se me está pasando por alto?

Mi mente se abstrajo, y me dejé llevar escuchando la música Calypso. El golpe del acero de la batería sacudía la bebida dentro de mi vaso.

Acero. Batería.

Katniss dijo que la última cosa que recordaba de la mañana que fue secuestrada era que el baterista entró en su ascensor y la drogó. Y la otra chica norteamericana que desapareció, Nicole Race, fue vista por última vez en este bar. Katniss ni siquiera dijo que conocía a Nicole, pero Nicole había muerto por sobredosis. Esto no podía ser solo una coincidencia.

Le eché un vistazo al baterista y mis ojos se estrecharon. Un hombre más viejo que la vida con penetrantes ojos oscuros; vestía una camisa rosa y golpeaba esa batería como si no tuviera una sola preocupación en el mundo.

Kyle estaba ocupado manoseándose con una chica en la pista de baile, por lo que le dije a Vic que me encontraría con ellos en la habitación porque quería dar un paseo. Me miró, como si pensara que estaba tramando algo, y me preguntó si quería que me acompañara. Cuando le dije que no, se limitó a asentir con la cabeza.

Me dirigí al callejón cerca de la parte trasera del club. Había una furgoneta estacionada ahí. Tenía un árbol pintado en su puerta lateral con las palabras Divi Divi debajo. Moví el coche que rentamos hasta la esquina. Cuando la banda se fuera, estaría listo para seguirlos.

Pasaron las horas. Estaba cansado pero no tanto como para cerrar los ojos y correr el riesgo de dormirme. Quedarme vigilando a esta furgoneta era fácil en comparación con el entrenamiento que tuve que pasar. En la Semana del Infierno de los BUD/S había sobrevivido con sólo cuatro horas de sueño en cinco días y medio. Hasta el día de hoy, cada vez que estoy cansado durante una misión, puedo escuchar las palabras de mis instructores resonando en mi cabeza, burlándose de nosotros, tratando de llevarnos a tocar la campana tres veces y rendirnos. Cualquiera que se rinda en este momento recibirá café caliente y donas. Vamos ¿quién quiere una dona? ¿Quién quiere un poco de café?

Necesitaba una bebida energizante. Eché un poco de café instantáneo en una botella de agua. Momento de mantenerse despierto y esperar.

Finalmente, los cinco miembros de la banda cargaron todos sus equipos en la furgoneta. Pero en lugar de irse, se quedaron por ahí, hablando y fumando, sin tener ninguna prisa por marcharse.

Otra media hora pasó. Finalmente, subieron a la camioneta. Cuando ésta comenzó a moverse por la calle, lentamente los seguí por detrás, manteniendo mi distancia.

Después de unos pocos kilómetros a lo largo del camino, la camioneta se detuvo frente a una casa de un solo piso estilo cañaveral. No era uno de los burdeles que investigamos... ni siquiera estaba seguro del todo de que fuera un burdel. Ningún indicio, ningún hombre al frente, sólo una puerta con unas barras de metal y algunas luces en las ventanas. ¿Podría Katniss estar ahí?

Los hombres salieron. Cuatro de ellos se fueron en diferentes vehículos aparcados afuera. Entonces la puerta de la casa se abrió y el baterista caminó hacia dentro saludando a otro hombre.

Saqué mis binoculares y su rostro entró en mi foco. Era ese proxeneta. El de mi reloj, estaba completamente seguro.

Maldita sea. Katniss tenía que estar ahí. ¿Pero esto era un burdel? ¿Un antro de drogas? Tal vez era el lugar donde ocultaban a las mujeres drogadas hasta moverlas a alguna otra parte ¿Y cuántos hombres eran? Podía ver dos: el proxeneta y el baterista. Y hasta dónde podía ver, sólo el proxeneta estaba armado.

Conduje mi coche alrededor del edificio. En una ventana al fondo, pude distinguir a una chica mirando por la ventana. Tenía el pelo oscuro pero incluso con mis binoculares fue todo lo que pude ver porque se alejó de la ventana rápidamente. ¿Era Katniss? Mi instinto me decía que era ella, pero sólo existía una forma de averiguarlo.

Necesitaba a mis hombres y a mi equipo de operación nocturna. Conduje de regreso al hotel, grabando cuidadosamente el camino en mi mente. No podía esperar otro día, darles otra oportunidad para que la cambiaran de sitio. Teníamos que movernos esta noche.


Spring Break: Vacaciones de primavera. Es una fiesta de una semana de estudiantes que da comienzo en los primeros días de primavera. Lo celebran los estudiantes de universidades y colegios de varios países.

Calypso: Es un género musical que se originó en las islas del Caribe Trinidad y Tobago, ha influenciado otros géneros incluyendo, el jazz, el reggae y la soca. Los instrumentos típicos incluyen la guitarra, el banjo, el tambor de acero y diversos instrumentos de percusión.

HéroeWhere stories live. Discover now