PRÓLOGO

15.8K 659 24
                                    


Comencé a adentrarme cada vez más al bosque. Estaba aburrida.

Odiaba cuando mis padres se les daba por visitar a mis primos.

No me gustaba viajar por tantos días. Además, todos mis primos y primas ya están casados, por lo que me es difícil entablar una conversación con ellos.

Así que decidí hacer mi,propio y solitario, recorrido por los bosques que se encuentran bajo el dominio de mi tío.

Dichos dominios, no son tan extensos como los que mi padre posee.

Esto es debido a que mis padres, tanto mi madre como mi padre, provenían de familias muy adineradas.

Yo, no soy hija única. Tengo una hermana. Elsie. Que está casada ya hace más de dos años. Para mí mala suerte, su nuevo hogar se encuentra muy alejado de mi casa.

Desde que se fue. Quedé sola. Ella, era mi única y mejor amiga. Tengo a mi madre, pero no es lo mismo.

La extraño tanto.

Recuerdo que solíamos salir a montar a caballo durante la mayor parte del día. También, solíamos comprar vestidos las dos juntas.

Extraño esos días.

Mi madre dice, que todo esto se me pasará en cuanto me casé. Pero yo se que es sólo una escusa para verme casada.

La cuestión no es que no crea en el amor, porque creo profundamente en ese amor verdadero. Sino, es el echo de que mis padres han buscado pretendientes que no me agradan.

No son para mi.

Y se los hice saber, haciendo que ellos mismos renuncien a la idea de casarse conmigo.

Así es, me he comportado de una manera poco.....¿cómo decirlo?. Presentable, en compañía de ellos.  Hasta el punto de cansarlos, y hacerles entender que ellos no eran lo que yo buscaba. Lo que yo soñaba.

Mi madre siempre me dice que soy una rebelde sin causa. Un gran error de su parte.

Tengo causas. Y son más que suficientes.

En esto del matrimonio. Odiaba el echo de que fuese por conveniencia y no por amor.

Todo por las riquezas.

Tanto era la importancia del dinero en la vida, que obligan a sus hijos a casarse sin amor. Y lo peor de todo, es el echo de que esos niños, frutos de ese matrimonio, crecerian sin amor.

Como es el caso de mi hermana y yo.

O en el peor de los casos, niños, frutos de una violación.

Es por estas cuestiones, y muchas más, que decidí casarme sólo por amor. Como lo hizo mi hermana.

Es por esta cuestión, que he alejado a todos mis pretendientes. Y los seguiré alejando, porque se que mi madre no se dará por vencida hasta verme con un anillo en mi mano.

Me detuve en frente de un hermoso y enorme lago.

La vida era tan bella como para darse por vencido ante nuestros sueños.

La mayoría de mis amigas se han casado sin amor, a pesar de soñar con un hombre que sea capaz de conquistar su corazón. Se dieron por vencida.

Pero yo no.

O al menos eso lo intento.

- aquí estas- dijo una voz a mis espaldas.

Di media vuelta, encontrandome con la cara furiosa de mi madre. Sus ojos marrones, estaban llenos de ira. Sus cabellos rubios, estaban siendo acariciados por el viento.

-vamos- me tomó del brazo, y comenzó a arrastrarme con ella en dirección a la casa de mi tío -no puedo creer que te hayas escapado asi- soltó. Molesta.

-no me escape, sólo di un recorrido- me defendí. Tratando de seguir sus apresurados pasos.

-hubieras dado dicho recorrido en compañía de tus primos. Pero no, la señorita tenía que dejar a sus primos en la sala- apretó los dientes -se supone que somos los invitados, y debemos comportarnos como tal- agregó.

Al llegar a la casa del tío, entramos, encontrándonos con todos mis familiares allí mismo.

-ayyyy, por fin la encontré- soltó mamá, dándose aire a su rostro.

Mi padre, un hombre alto, serio, se acercó dándome un mirada desaprobativa. Sus ojos negros, como la más oscura de las noches, detellaban furia. Furia, que se veía perfectamente, gracias a sus oscuros cabellos que marcaban el contorno de sus ojos.

- bien. Debemos partir o de lo contrario se nos hará muy tarde. Gracias por recibirnos en tu casa, querido hermano- se despidió mi padre.

-ohhhh, soy yo el que está agradecido con su grandiosa visita- soltó mi tío -espero que la próxima vez que nos vengan a visitar, mi querida sobrina ya se encuentre casada. Tiene más que la edad suficiente para estarlo- me miró.

Levanté la vista.

- por supuesto que si- intervino mi madre, llevándose una mirada por mi parte -ella se casara- agregó, mirándome a los ojos.

Nos despedimos de todos.

Subimos a nuestros caballos, iniciando el recorrido de regreso a nuestras tierras.

Me considero una persona que tiene las cualidades de mis padres.

Tengo la belleza de mi padre. Con mis ojos negros como la noche, mi cabello castaño que puede confundirse fácilmente como rubio, que no es liso como las demás muchachas.

El cuerpo de mi madre.

La seriedad y frialdad de mi padre.

El carisma de mi abuela.

Mi piel es blanca, como la de mi madre.

Pero hay algo que me diferencia de toda mi familia.

Y es el echo de querer casarme con alguien que realmente me ame.

No por riquezas.

-Bonnie Mcallary, no quiero que vuelvas a irte de esa manera cuando eres una invitada de tu tío- soltó mi padre en tono duro.

Estaba enojado. Cuando decía mi nombre de pila, estaba enojado.

- si, padre- afirme, como si fuese una obediente hija.

-y.... claro está que al llegar a nuestras tierras, buscaremos un esposo para ti- me miró, mi madre - con tierras y riquezas. Al nivel de está familia- sonrió.

-quisiera ser como mi hermana....-susurre por lo bajo.

-Elsie, está casada con un gran hombre. Tiene poder y riquezas- dijo mi madre.

Ella está casada por amor.

-tú madre tiene razón. Al igual que mi hermano, ya tienes edad suficiente para casarte- soltó papá.

Suspire.

Será inútil.

Creo que es hora de que piense nuevos planes para atormentar a mis pretendientes.

Sonrei.

Eso es.

Tengo que hacer lo que he venido haciendo en estos últimos años.

Hacer que mis pretendientes se espanten de mi.

MI AMADA REBELDE Where stories live. Discover now