¿Qué sucedería si, entre todos los sucesos que ya conocemos, algunos sentimientos no pasan inadvertidos?
En Tokio no existe tregua para la guerra entre humanos y Ghouls.
Por un lado, Renji Yomo, a quien, tras la muerte de un ser querido, sólo queda...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
- No hay tiempo para tener rencor Touka, Yomo-san te necesita. - Concluyó el más mayor.
Horas más tarde, el canoso descansaba en la cama de su habitación, con los tres aún a su lado. Sábanas blancas eran estampadas de un rojo carmín, cuyas manchas crecían al tiempo que resbalaban algunas gotas de sangre por el tronco del herido.
Rorēna se echaba las manos a la cabeza, angustiada. - He hecho todo lo posible, no soy médica y ni siquiera entiendo lo suficiente sobre vuestra biología... -
Kuzen Yoshimura apoyaba la palma de su mano sobre el hombro de la humana, en un gesto reconfortante. - Has hecho todo lo que podías, ahora toca esperar. -
- ¿Esperar? ¿Esperar a qué? - Interrumpía, intranquila, la pelimorada.
- A que su cuerpo se regenere por sí sólo. Si consigue sobrevivir a esta noche, se encontrará fuera de peligro y todo se solucionará en cuestión de días. -
Rorēna se arrodillaba en el suelo, junto a la cama, para encontrarse más cerca de su compañero. Depositó un delicado beso en los cabellos plateados de este. - Él... Es fuerte. -
El anciano asintió, con una sonrisa apesadumbrada.
Touka, irremediablemente, comenzó a llorar mientras dejaba la habitación.
Acurrucada en una esquina del salón, maldijo a cada uno de los Investigadores Ghoul y, tras eso, a Kaneki.
- Todo esto es tu culpa, si no fueras tan idiota el CCG no hubiera duplicado a las Palomas y Yomo-san estaría bien. Eres un niñato. - Susurraba hacia sí, mordiendo sus labios, mientras sentía un gran vacío en su interior, que intentaba rellenar con más y más rabia.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
De repente, su odio fue contenido al notar a su lado una presencia.
Rodó sus ojos hacia esta, viendo a la humana a su vera. Tras esto, agachó la cabeza tímidamente, ocultando sus lágrimas.