Capítulo 65 (Editado)

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Una semana después del encuentro entre Harry, Abraham y Orien en el bosque tuvieron su siguiente clase de defensa personal. Harry procuraba no mirar mucho a su hermano y su novio por el miedo a ver el asco en sus miradas. A pesar de cómo había actuado en frente de ellos en el bosque, Harry realmente tenía mucho miedo de que la gente que quería le rechazase por ser un obscurus. Por eso no se lo había dicho a nadie a parte de Tom. Y por eso había entrado en pánico cuando Tamsin, Morgana y North lo averiguaron.

Por su parte, Abraham y Orien no podían dejar de mirar a Harry con preocupación, como si temiesen que el chico fuese a desaparecer frente a sus narices en cualquier momento en que se descuidaran.

Todas las personas de su alrededor notaron la tensión entre estos tres, pero solo Tom sabía el por qué y aún no podía hacer nada porque su Hortensia le había pedido no intervenir. Él quería resolverlo por su cuenta.

Harry sabía que no podía depender completamente de Tom para encargarse de todos sus problemas por el resto de su vida.

Al tomar un descanso para tomar agua Abraham y Orien no se sentaron muy lejos de Harry, pero sin acercarse del todo. James y North al notar aquello fueron dispuestos a descubrir qué sucedía, ambos se sorprendieron al ver que se disponían a hacer lo mismo. North, teniendo ya una idea de lo que podría haber pasado, supo que lo último que Harry quería era que su padre (y, por consiguiente, el resto de las personas presentes) supieran su secreto, así que se acercó a James, le puso una mano en el hombro y le dijo:

-Creo que sería mejor que fuese yo solo. Estoy seguro de que Harry hablará conmigo.

North sonrió con calidez, tratando de transmitirle tranquilidad a James, pero provocó todo lo contrario.

-¿Ah, sí?-James le sonrió de vuelta, pero su expresión contradecía su sonrisa.-Con que crees que puedes manejar a mis hijos mejor que yo, ¿eh, novato?

En ese momento North apartó la mano como si estuviese tocando lava ardiente y recordó por qué le tenía miedo a su jefe hasta hace poco. ¿Cómo se le pudo olvidar lo terrorífico que podía ser James Potter? ¿Acaso era idiota? No, menuda pregunta. ¡Pues claro que era idiota!

-Yo... no, n-no, señor. P-por s-supuesto que no, señor.

North trató de dar un paso atrás para retractarse cuando, de repente, estaba con la cara pegada al suelo y un dolor punzante se extendía por todo su brazo derecho hasta su hombro.

-¡Tú lo has querido, novato!-le vociferó James muy cerca de su oído, mientras tenía una rodilla anclada a su espalda para asegurarse de que el chico no se moviera.-¡Veamos quien es más fuerte!

North sintió que el alma le abandonaba el cuerpo. Iba a morir. Iba a morir sin haberse casado, ni haber tenido hijos. ¡Iba a morir sin haber probado el whiskey de fuego!

Pero, por otra parte, iba a morir a manos de su guapo, sexy y hermoso jefe, lo cual no era tan malo después de todo.

Al menos esperaba poder pedirle que le matase asfixiándolo hasta morir. Así la sensación de las manos de su jefe en su cuello sería lo último que sintiese antes de morir, lo cual no sonaba nada mal.

¡Pero iba a morir! ¡Él no quería morir (por muy cachondo que le pusiera imaginarse a su jefe asfixiándolo con sus manos)!

-¡Un pulso! ¡La mejor manera de medir la fuerza es un pulso!-gritó Bellatrix, al ver lo que el padre biológico de su sobrino adoptivo hacía.

James asintió, tan entusiasmado como Bellatrix por la idea, y se levantó yendo con la loca Black a hacer sitio para tener el pulso, dejando a North tirado en el suelo, recuperándose de la llave.

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