Capítulo 38 (Editado)

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(El capítulo más largo de Gemelos hasta ahora)

Harry y Draco se encontraban caminando con tranquilidad por los pasillos de Hogwarts, se habían separado de su círculo interno para así, poder hablar un momento a solas, pese a esto tenían que hablar casi en susurros porque los cuadros lo escuchaban todo.

Había pasado una semana y media, casi dos, desde la fiesta de cumpleaños de los gemelos.

-¿Cómo están Sacharissa y mi padrino?-preguntó el rubio, con curiosidad.

-Están los dos muy bien, tienen a papá tirándose de los pelos, pero eso al parecer les divierte.-contestó Harry, tenía una mirada risueña cada vez que hablaba de ellos.- Sacha es realmente enérgica. Y, además, parece que sus ojos han tomado color antes de lo normal. Todo indica a que se volverán negros, pero aún no es del todo seguro.

-Me alegro por ello.-contestó el rubio, sonriendo por la expresión risueña de su amigo.-A Sacharissa le quedaría muy bien el color negro en los ojos.

-Combinaría con su cabello.-ambos rieron por el comentario de Harry, que parecía haberle leído la mente al rubio.

La Madriguera, Inglaterra, hace casi dos semanas, en la fiesta de cumpleaños de los gemelos

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La Madriguera, Inglaterra, hace casi dos semanas, en la fiesta de cumpleaños de los gemelos...

-Creo...-Severus empezaba a respirar con dificultad.-Creo que he roto aguas.

Todos se paralizaron.

Harry abrió los ojos en grande. Enseguida miró a Sirius, quien había palidecido y parecía a punto de desmayarse... No, olvidad eso, se acababa de desmayar, ante la incrédula mirada de Severus, quien había puesto una mano en su bajo vientre al sentir la primera contracción y había mordido su labio con fuerza tratando de no gritar de dolor, pero aquello no le duró mucho.

-¡SIRIUS ORION BLACK!-un alarido ensordecedor le siguió al grito del nombre de su marido.-¡NO TE ATREVAS A DESMAYARTE, MALDITO!-otro grito.-¡TE JURO QUE SI NO TE DESPIERTAS TE MATO!-esta vez gruñó con frustración al ver que Sirius seguía sin reaccionar, bueno, ni él ni nadie.-¡QUÉ ALGUIEN ME LLEVE A SAN MUNGO!- al ver que nadie se movía volvió a gritar:-¡YA!

Inmediatamente los asistentes se pusieron en marcha. Todos los invitados que no eran parte de la secta, los Weasley o los Potter empezaron a salir corriendo de la carpa, no querian saber más de ese drama. Mientras que los de la secta se acercaban en masa, corriendo hacia Severus intentando ayudar y estresándolo aún más.

Los Potter y los Weasley, excepto los gemelos, seguían paralizados. Hasta que James miró a Sirius, tirado a sus pies, y no pudo evitar recordar que Sirius le había ayudado a llevar a Lily al hospital mágico cuando su mujer dio a luz a sus hijos. James suspiró, no le hacía ninguna gracia, pero se lo debía a su amigo, bueno, si es que podía seguir llamándolo así después de todo lo que había pasado en los últimos años.

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