Capítulo 47 (Editado)

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Una vez acabado el verano, tanto alumnos como maestros volvieron a Hogwarts. De lo que más se oía hablar a los alumnos era del mundial de quidditch. Y de eso precisamente hablaba ese peculiar grupo de serpientes y leones, que formaba el círculo interno de nuestro protagonista, mientras iban de camino al Gran Comedor después de haber finalizado la primera semana de clases en la escuela de magia.

-No fue la gran cosa.-estaba diciendo Harry.-Ni siquiera sé por qué tuve que ir. No me interesa el quidditch, como deporte, es demasiado violento.

Draco, a su lado, resopló con hastío.

-¡Por las barbas de Merlín!-exclamó, como si fuese lo peor que le hubiesen dicho en toda su vida. -¡No entiendo como no puedes ver lo grande que es Viktor Krum!-se giró hacia Harry de manera exagerada. -¡Es el mejor buscador de la historia! ¡Y el más guapo! ¡Y el más sexy!

Los gemelos Weasley tosieron de forma exagerada, por lo que Draco se giró inmediatamente hacia ellos, luciendo muy preocupado.

-¿Qué os pasa? ¿Estáis enfermos? ¿Resfriados? ¿Con gripe?-de repente se llevó una mano a la boca, luciendo como si le acabaran de dar la peor noticia del siglo-¿No me digáis que tenéis gripe de dragón? ¡Por Merlín y Morgana! ¡Lo que sea menos eso!

Ambos pelirrojos lucían complacidos por la atención recibida de su rubio, pero Harry estaba más que exasperado.

-No, Draco, no tienen gripe de dragón.-rodó los ojos.-Y Viktor Krum no es el más guapo ni mucho menos el más sexy. Ni dentro ni fuera del campo de quidditch.

Draco lo miró como si acabase de insultar a todos sus ancestros.

-¡Cómo osas!-exclamó, sonando como toda una diva.

-El golpeador rubio del otro equipo era mucho más sexy que Krum.-dijo Harry, encogiéndose de hombros como quien no quiere la cosa.-Y Tom es mucho más guapo y sexy que los dos juntos.

A Draco parecía que le iba a dar un ataque al corazón por lo que acababa de decir Harry. Los gemelos se empezaron a preocupar de verdad cuando la rubia serpiente empezó a hiperventilar.

-Eres un...-empezó Harry.

-...exagerado.-acabó Abraham.

Los gemelos Potter se miraron, sorprendidos al principio, y luego solo se encogieron de hombros. Cada vez se sorprendían menos cuando eso sucedía.

-Por cierto, Orien, ¿tienes algún plan para la primera salida a Hogsmade de este año?-preguntó Harry, llamando la atención de su pelirrojo hermano sobre el chico.

-¿Eh?-Orien se sonrojó un poco al notar que la atención de Abraham estaba puesta en él.-P-Pues no, ninguno. ¿Por?

-Pues, había pensado en ir a tomar unas cervezas de mantequilla a las Tres Escobas los tres juntos.-le dijo Harry, mirando a Abraham, quién asintió encantado.-¿Qué dices, Orien?

-C-Claro.-sonrió con algo de timidez, pues siempre se ponía nervioso alrededor de Abraham.

Harry, sonrió, y le guiñó un ojo a Orien en cuanto el chico lo miró.

«No iré con vosotros, pero eso mi hermano no lo sabrá hasta el día de la salida.»

Leyó Orien en los labios de Harry. Asintió y le sonrió un poco en agradecimiento.

Una vez llegaron al Gran Comedor, el grupo se dividió y todos fueron a sus respectivas mesas, Gryffindor y Slytherin. Después de sentarse, la comida no apareció, por lo que todos los alumnos empezaron a murmurar extrañados. Hasta que Dumbledore se colocó delante de la mesa de los profesores, donde normalmente se ponía para dar los discursos de bienvenida, la primera noche del curso escolar, y de despedida, la última noche.

-Hola, muchachos y muchachas.-dijo, llamando la atención de todos los alumnos y provocando el silencio por todo el comedor.-Tengo un anuncio muy importante que hacer esta noche.

Dumbledore sonrió como un abuelo bonachón.

-El Torneo de los Tres magos.-susurraron todos los miembros del círculo interno a la vez, tanto los de Gryffindor como los de Slytherin.

Aunque Harry y Orien lo hicieron con mucho menos entusiasmo que el resto de sus compañeros.

-Y es que este año, Hogwarts será la anfitriona de un evento muy especial que ocurre en contadas ocasiones en la vida de un mago o bruja.-el director dio un aplauso y las luces del Gran Comedor parpadearon, dando un efecto más dramático a su discurso. -¡El Torneo de los Tres Magos!

Inmediatamente después de oír eso se creó un revuelo entre los estudiantes, que Dumbledore permitió durante unos minutos antes de hacer callar otra vez a los estudiantes.

-Las escuelas participantes, aparte de Hogwarts, serán la de las preciosas señoritas de Beuxbatons y la de los valientes caballeros de Durmstrang.-se volvió a crear otro revuelo entre los estudiantes, que Dumbledore volvió a callar.-Mañana llegarán nuestros invitados franceses y búlgaros, y también mañana se explicarán las normas del Torneo y cómo participar. Eso es todo.-Dio otra palmada y la comida empezó aparecer en las mesas.-¡A comer!

-¡Por Merlín, Morgana y todos sus ancestros!-exclamó Draco en cuanto Dumbledore se sentó-¡Habéis oído eso! ¡Durmstrang es una de las escuelas pariticipantes! ¡Durmstrang!

Harry, que estaba sentado a su lado, se masajeó el oído por los gritos de su mejor amigo.

-Sí, ¿y qué con eso?-preguntó, impasible.

-¡Pues, que Viktor Krum estudia en Durmstrang!-gritó Draco, mirando únicamente a Harry, quién se tapó ambos oídos, por miedo a quedarse sordo.-¡Viktor Krum va a venir a Hogwarts!-Draco se giró ahora hacia el resto de sus amigos, que miraban la interacción entre el rubio y el moreno con diversión.-¡Tengo que conseguir su autógrafo! ¿Creéis que se quedará en la mesa de Slytherin? ¡Pero qué tonterías digo! ¡Claro que se quedará en la mesa de Slytherin, aquí estoy yo!

Harry solo suspiró, se levantó de su sitio y se fue a sentar en la otra punta de la mesa, la que estaba cercana a la mesa de profesores, provocando la risa de Severus y Tom, a quién Harry mandó malas miradas por eso.

Draco, mientras tanto, lo miraba con la boca abierta en un claro gesto de indignación por sus acciones. Al verle, Harry solo vocalizó:

«Solo volveré cuando dejes de chillar en mi oído sobre Viktor Krum.»

Y luego se puso a comer, quedándose tan pancho. Por lo que Draco se indignó y decidió que no le volvería a hablar hasta que se disculpara.

Mientras tanto, en la mesa de Gryffindor, los gemelos y Abraham no podían parar de reírse por lo que acababa de pasar, haciendo que los demás gryffindor los miraran mal.

Al parecer, ese iba a ser un laaaaargo año.

GemelosWhere stories live. Discover now