Capítulo 27 (Editado)

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Fred y George Weasley se habían encerrado en su habitación en la Torre de Gryffindor. Nadie sabía por qué, solo sabían que los gemelos habían hechizado a la última persona que les había dirigido la palabra, por lo que nadie quería acercarse a ellos por miedo de acabar hechizados también.

La razón por la cual ambos gemelos se habían aislado de esa manera era Draco. Se habían enterado, al igual que toda la escuela, de que su pequeña serpiente se había marchado ese fin de semana a casa, junto al profesor Snape y Harry Black, por un asunto importante que desconocían. Los pelirrojos estaban sumamente preocupados por su rubio. A pesar de que solo lo habían estado observando durante unos meses, los últimos meses del curso anterior y lo que llevaban de ese curso, sentían una conexión muy especial por él. Era como si lo conocieran de toda la vida. Nunca se habían sentido más vivos que cuando él estaba a su alrededor, por eso se habían puesto el propósito de protegerlo de cualquier cosa, incluso de su propia familia si hacía falta.

-Entonces,-estaba diciendo Fred.- ¿Cómo lo hacemos?

-Podríamos colarnos en el despacho de Snape y usar su chimenea.-propuso George.

-Si Snape se entera nos mata.-Ambos sintieron un escalofrío al imaginar lo que les haría Snape si se enteraba de que iban usar su despacho para fugarse de Hogwarts.-Mejor usemos el despacho de otro profesor. ¿Qué tal Novikov? Estoy bastante seguro de que él tampoco está en el castillo en este momento.

George asintió a lo dicho por su hermano. La verdad es que Novikov no daba tanto miedo como Snape, solo era un poco aterrador cuando se enfadaba de verdad, pero los dos gemelos querían creer que si le decían al joven profesor que lo habían hecho por amor, éste no se enfadaría con ellos y haría la vista gorda, porque Novikov era un profesor guay que hacía bromas y que perdonaba ciertas cosas si eran por amor, ya que él también estaba enamorado, o eso les había dicho una vez que los pilló espiando a Draco cerca de la Sala Común de Slytherin antes de dejarlos ir y prometerles que les guardaría el secreto.

Así que los hermanos se dispusieron a esperar a la hora de la comida, cuando todo el mundo estuviese en el Gran Comedor, para salir de su habitación e ir sigilosamente hasta el despacho del profesor de DCAO. Lo que más les costó fue entrar en el despacho, no por nada el profesor impartía Defensa Contra las Artes Oscuras, parecía que ese despacho tenía protecciones de todo tipo, estuvieron un buen rato para poder quitarlas todas y por fin, entrar, y por desgracia para sus prisas, estuvieron otro buen rato volviendo a ponerlas. Aquella tarea les dejó exhaustos, no pudieron reponer las más complicadas, pues no tenían un nivel tan alto de DCAO.

-¿Acaso cree que un mago oscuro va a entrar en su despacho mientras no está?-preguntó George, completamente atónito por todas las protecciones encontradas.

-Parece que está escondiendo un gran secreto en su despacho o que su peor enemigo está acechando en el castillo.-contestó Fred, tan sorprendido como su hermano y también muy cansado.

Acto seguido los hermanos buscaron alrededor de la habitación, buscando la chimenea. Se sorprendieron aún más al no encontrar ninguna, pero entonces vieron una puerta al lado de una estantería llena de libros en la pared de la izquierda, la que estaba frente a la mesa de trabajo. Los dos se miraron a los ojos y soltaron dos suspiros sincronizados. Al parecer su trabajo todavía no había acabado.

Ambos se acercaron a la puerta, varitas en mano, estaban dispuestos a volver a desmantelar protecciones, al fin y al cabo, harían cualquier cosa por su pequeña serpiente. Pero grande fue su sorpresa cuando, al llegar frente a la puerta, no notaron ninguna protección. Fruncieron el ceño, también de manera sincronizada, y finalmente se encogieron de hombros sin importancia. Mejor para ellos. Sin embargo, cuando Fred intentó empujar la puerta, ésta no se abrió, sino que permaneció cerrada, y ahí fue cuando los pelirrojos se dieron cuenta de por qué no había ninguna protección en la puerta.

GemelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora