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Narra Dawn Malik:

—¡Dawn! ¿Ya estás lista?—gritó mi mamá desde el primer piso.

—¡Sí! ¡Ya bajo!—terminé de peinarme. Parece que me demoré mucho, porque mamá subió a verme.

—¿Dawn?—me encontró viéndome en el espejo. Si algo heredé de mi padre, es que no puedo salir de casa sin verme ,por lo menos, diez veces en el espejo.

—Te pareces mucho a tu padre—dijo ella riendo.

Mi mamá es Perrie Edwards. Ella también se despidió de Little Mix y luego se casó con mi padre, Zayn Malik.

—¿Ya están listas?—preguntó mi papá, entrando a mi habitación. Llevaba un espejo en la mano y un pequeño peine en la otra. Típico en nosotros.

—Sí—respondimos las dos al unísono.

Hoy iríamos a la casa del tío Louis. ¡Al fin veré a Riley después de su viaje a Italia! Y no es que me alegre. Já, no.

—Vamos al auto—dijo mi padre. Me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Ese hombre que triunfó con sus cuatro mejores amigos aún no se ha ido, queda Zayn Malik para rato.

Narra Riley Tomlinson:

—¡Apurémonos! ¡No demorarán en llegar!—dijo mi padre recogiendo todas las cosas que estaban tiradas en el suelo de la sala. No es que seamos muy ordenados. Bueno, fingimos serlo cuando mamá llega del trabajo. Lo ayudé a levantar algunas cosas.

–¡¿Pero qué es esto?!–gritó mi mamá al llegar. Soltó su bolso con asombro y vino corriendo a ayudar.

–Lo siento, cariño. Es que...¡Ayer fue noche de tacos!–mintió. Mamá y yo viajamos hace dos semanas a Italia, pero ella se quedó unos días más.

Mamá me miró como comprobando si él estaba mintiendo. Yo asentí repetidas veces y me eché a correr escaleras arriba.

–¡RILEY ELEANOR TOMLINSON, BAJA AHORA MISMO!–chilló mamá. Bufé y volteé para bajar. Me esperaba un gran sermón.

Narra Ricky Horan:

–¿Ricky, ya estás listo?–preguntó mi mamá. Asentí y luego recordé que ella me hablaba desde abajo.

–¡Sí, mamá!–bajé y encontré a mi mamá apagando la cocina. Papá estaba devorando su comida. Y cuando digo devorando, es mucho más que eso.

Mamá y yo lo mirábamos con cara de asco, mientras para él sólo existían su comida y él. Mamá dio dos aplausos y papá despertó de su delicioso trance.

–¿Qué?–dijo con la boca llena de huevos revueltos. Negué con la cabeza. Mamá me sirvió un plato lleno de esos y comí silenciosamente, mientras papá seguía tragando sonoramente su desayuno.

Separé un poco el plato de mí. Había comido algo rápido, pero aún tenía hambre, así que lo dejé dos minutos ahí. Cuando iba a acercarlo de nuevo, papá levantó su tenedor y cogió lo sobrante de mi plato.

–¡Hey!–grité. Creí que lo dejaría de vuelta en mi plato, pero lo único que hizo fue comerlo. Me enfurecí. Otro rasgo que compartía con él era que nadie, absolutamente NADIE, puede tocar mi comida.

Papá se dio cuenta de mi mirada asesina y se levantó lentamente. Yo lo imité y terminé persiguiéndolo por toda la casa mientras mamá gritaba que paremos.

–¡TE COMISTE MI COMIDA, BASTARDO!–grité detrás de él.

–¡RICKY, NO INSULTES A TU PADRE!–gritó mamá desde la cocina.

Los hijos de One Direction ➸ sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora