Epílogo

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—¡Feliz segundo año de vida, Josh!—gritó Meghan por segunda vez, después de cantarle feliz cumpleaños.

—Grítalo de nuevo Meg, creo que en China no te han escuchado—bromeó Niall.

Ella volteó a verlo con una mirada asesina, haciendo que él levantara los brazos en señal de inocencia; y haciendo que los demás rieran.

Partieron el gran pastel de ese nuevo superhéroe que le gustaba al pequeño no tan pequeño Josh.

—¡Una selfie, chicos!—Riley puso su nuevo teléfono en cámara frontal, y sonrío, junto con todos atrás. El flash frontal apuntó el rostro de todos.

Después de la graduación de 3/6 Meghed, todos salieron a cenar por las noticias.

Meghan seguía preguntándose qué iba a ser de su vida ahora que la escuela en la que estaba había cerrado por mantenimiento y remodelación.
Había escuchado a Zayn hablar con su padre, sugiriéndole que vaya a estudiar en Los Ángeles con Dawn.
Al fin y al cabo, estaría un poco más cerca de su hermano en la Universidad de Cornell.
Y él mismo de Sophie.
Riley iría a vivir a Italia por un tiempo. Louis lo tomó algo mal, pero no podía parar los deseos de ser una modelo profesional de su hija.

Y luego quedaban Meghan, Ricky, Dawn y Josh.
Dawn se graduaría este año, y Josh tenía para rato. Ricky y Meghan eran el caso.
Su escuela estaba completamente fuera de serie por este año, y Harry se rehusaba a inscribir a su hija en alguna otra escuela pública de Londres.

—¡Recojan sus pasteles!—Sophia empezó a servir los pedazos de pastel en pequeños platos de plástico.

Habían decidido hacer la fiesta algo interna. Sólo la familia y la casi-familia, que eran los ex-integrantes de One Direction y sus propias familias.

El timbre de la puerta principal de la casa de Sophie sonó estruendosamente.

—Abro yo—avisó Dawn, con Edward de la mano.

Ya todos sabían de su relación, y no había sido sorpresa para la mayoría.

El timbre sonó otra vez y Edward bufó.

Dawn abrió la puerta de par en par, sin esperarse quién iba a estar ahí.

—¡Hola!—Gemma Styles, su esposo y su...hijo estaban frente a ellos.

Dawn miraba a Jeydon con sorpresa, hasta que tragó saliva escandalosamente.

Jeydon sonreía y mordía su labio, justo en donde tenía el piercing; como siempre. Pero dejó de hacerlo al ver las manos entrelazadas de los dos chicos frente a él. En vez de eso, frunció el ceño y miró a otro lado.

Ed, al ver que su novia no reaccionaba, sonrío forzadamente y los invitó a pasar, no sin antes mandarle una mirada asesina al hijo de estos dos.

¿Acaso alguien los había invitado? Ah, cierto. Eran "familia".

Todos los recibieron calurosamente. Por alguna razón los chicos también. Debe ser porque sus padres están ahí. Hay que pensar eso.

—¿Estás bien, Dawn?—le preguntó algo preocupado.

Ella asintió, restándole importancia.

Claro que no. No estaba bien. Tenía a su actual novio frente a ella, y al chico que le había gustado hace meses a dos metros.

Sí, no lo había admitido. No se lo había dicho a nadie, pero por dentro sabía que Jeydon tenía un no-se-qué de chico malo que le gustaba. Digo, que le había gustado. ¿Era eso bueno?

—¡Dawn, Edward!—gritó Riley acercándose a ellos, pero paró al darse cuenta del momento incómodo que estaban sufriendo—Los...los trozos de pastel están listos.

Dawn asintió no muy convencida, dejando a Edward atrás con la mirada perdida. Riley trató de convencerlo a que vaya con los demás, pero no.
Él se quedó ahí. Pensando en que ese chico, Jeydon, le había confesado hace meses atrás que le gustaba su, ahora, novia.

¿Cómo debía tomar eso? ¿Era malo? ¿Acaso tomaría venganza? Tanta preguntas...pero la única que respuesta que tenía era: Sí, Jeydon tomaría venganza.

Los hijos de One Direction ➸ sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora