Flower Brothers | el hermano de mi novio jjk❁kth

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—Yo...

—¿No me extrañaste?

Trague saliva al sentirlo tan cerca mirando mi rostro hacia abajo.

—Pasó mucho tiempo.

—¿No pensaste en mi?— pregunto.

—Sigues siendo imprudente.

—Sigues siendo bonita.

—Estas comprometido.

—Aún eres novia de mi hermano. Pero vives con otro hombre...

—Seguí con mi vida como tú seguiste con la tuya. Ahora somos adultos ¿no?

Soltó una risa nasal, su mirada era tan intensa que me sentí cohibida.

—Ah Park Haesun, no has cambiado nada.

—Lo mismo digo. Sigues siendo un idiota.

—Y tú sigues siendo la mujer que ame y prefirió estar con mi hermano.

Ouch.

—Pues ya tienes a alguien más a quien amar. Lárgate.

—No.

—No quiero verte. Corre lárgate como hace 5 años y vete con ella.

Tomó mi cintura y me apego a él bruscamente dejándome sin aliento y con mis manos echas puños en su pecho.

—Me largue porque así lo pediste. Porque me hiciste débil, porque soy vulnerable por ti. Y te odio por eso.

—Te odio— solté en su rostro.

Su mirada estaba impaciente sobre la mía mientras la punta de su fina nariz rozaba con la mía. Me aferré a su camisa arrugándola y me sentí débil cuando escuche su respiración agitada encima de mi.

—No quiero volverte a ver por aquí.

—Que mal, porque estaré por aquí un buen rato.

Su nariz volvió a rozar la mía y sus manos en mi cintura se apretaron ciñendo mi ropa. Haciéndome soltar un pequeño quejido.

—Vuelve a hacer eso y te vas a arrepentir Park.

Su mirada bajó a mis labios y sentí mi cuerpo temblar.

—Ve-vete— lo empuje consiguiendo alejarlo unos centímetros.

—No me iré hasta ver al animalito bien.

—Bien. Quédate aquí en ese sillón.

Caminé en dirección contraria y me encerré con el gatito en el consultorio.

[...]

Buenos días, buenas noticias. El gatito duerme con la respiración estable y el ritmo cardiaco igual. Sus lesiones deben dolerle pero los analgésicos que le receté deben calmar el dolor.
Con aún mucho sueño quite el seguro de la puerta y la abrí para ver a Kim a mis pies, como si hubiese estado recargado en la puerta blanca. Tenía cara de dormido, el cabello alborotado como de costumbre y la camisa desarreglada.

—Quítate— lo moví con el pie.

—Buenos días gatita.