44: No tan feliz navidad

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24 de diciembre, 2018

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24 de diciembre, 2018.

Despertar el día después del baile se siente extraño.

La noche anterior, en cuanto terminamos de bailar, Arthur y yo nos encontramos con los demás en la entrada de la escuela —porque a pesar de que lo intenté, no pude volver al gimnasio— y permanecimos allí por unos minutos hasta que la madre de Leslie pasó por nosotros. No fue lo que había imaginado... pero quitando el ataque de pánico, podría haber sido incluso mejor.

Y al otro día, en vísperas de navidad, todo lo que puedo hacer es suspirar mientras me sirvo algo de jugo de naranja, y mamá me observa como si fuera una alienígena.

— ¿La... pasaste bien anoche? —indaga, echándose hacia adelante en la encimera de la cocina. Detengo todo lo que estoy haciendo para observarla, ¿De verdad está preguntando eso? ¿Dónde se supone que está la Amalia Collins que conozco?

Soltando un suspiro, dejo el vaso sobre la mesa y me hago hacia atrás.

—No tienes por qué hacer esto.

Mamá de verdad se ve confundida. Frunce su entrecejo con desconcierto y se inclina aún más hacia mí.

— ¿Qué cosa?

—Esto —repito, con mi voz desgarrándose—. Ser amable conmigo para que me quede contigo. No planeaba irme con papá de todas formas... así que puedes detener... lo que sea que estés haciendo.

Por unos segundos, ambas permanecemos en silencio. Y está bien para mí, aunque duele que lo haga.

—Yo... ¿De verdad eso es lo que piensas?

Muerdo el interior de mis mejillas, sintiendo la rabia inundar mis venas. Por supuesto que es lo que pienso, jamás me ha dado pie a pensar nada distinto.

— ¿Qué jamás te importó nada de mi hasta hace dos semanas? —Me atrevo a cuestionar con ironía, arriesgándome a que decida mandarme a la mierda—. Sí.

Por el contrario a cualquier pronóstico, Amalia se hace hacia atrás, como si le hubieran dolido mis palabras. La conozco —o por lo menos creo que lo hago, ya no lo sé—, puedo notar la forma en que sus facciones se contraen con enojo, y sé que se está conteniendo para no decir nada hiriente. Pero también sé que lo que he dicho le ha calado hondo, y la verdad es que no sé por qué. No tiene sentido.

—Brooke... —comienza, pero yo la detengo, negando con la cabeza.

—No te lo estoy reprochando. —Me adelanto—. Solo... son la forma en que las cosas han sido, así que no tienes por qué fingir nada distinto.

—No estoy fingiendo. No se trata de eso.

— ¿Y de qué se trata, entonces? ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué...? —Niego con la cabeza—. No importa.

El temor se apodera de mí. No quiero una explicación de su parte, no quiero oírla decir cosas que puedan dolerme, y aunque me he hecho la idea de que esa era la única razón por la cual se había estado portando como la otra mamá, sé que sería peor oírlo salir de sus labios.

Desastrosa perfección (AD #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora