03: Consejos en el baño

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09 de octubre, 2018.

Suelto un suspiro soñador mientras observo a Leslie lavarse las manos y rodar los ojos con diversión. Cinco días han pasado desde que Jake Lancaster me llamó bonita y yo aún no consigo sacarlo de mi cabeza. Con tan solo pensar en eso, un remolino se instala en mi estómago arrasando con todo.

—Es que no lo entiendes, Lee. Se sintió como tocar el cielo —murmuro al tiempo que recuesto mi cabeza sobre una de las paredes del baño de la escuela y observo mi reflejo en el espejo.

—Créeme, Brooke, soy la segunda persona en el planeta más emocionada por eso —asegura mientras sacude sus manos con fuerza y se gira hacia mí—. Pero me estoy cansando un poco de que nuestro único tema de conversación sea Jake Lancaster.

— ¡No digas su nombre! —Chillo—. Puede haber alguien escuchándonos.

Leslie vuelve a rodar los ojos y hace un gesto con su mano restándole importancia.

—Nadie va a escucharnos, y en caso de que así sea, no es como si fuera el chisme más jugoso. No seas paranoica.

Observo a los lados algo desconfiada, pero finalmente asiento con la cabeza. Una chica salió del baño hacía unos pocos segundos y estoy segura de que hay más dentro de los pequeños cubículos, pero tal vez Leslie tenga razón, nadie va a escucharnos, y en el caso de que lo hagan no va a importarles. Tan solo soy otra tonta chica más que tiene un enamoramiento por Jake Lancaster.

—Está bien, tienes razón —admito, pasando mis manos por mi cabello— ¿Hay noticias sobre el equipo de porristas? —cuestiono, intentando cambiar de tema.

Los ojos de Lee se llenan de brillo al igual que cada vez que hablamos sobre el equipo y asiente con una inmensa y encantadora sonrisa.

—Sip —responde dando un pequeño brinco y girándose hacia mí una vez que termina de lavar sus manos—. Las pruebas son en unas pocas semanas. ¿Qué tal si vienes conmigo?

Alzo una ceja.

— ¿Estás loca? ¿Quieres verme tropezando con todo y probablemente terminando con alguna parte de mi cuerpo herida? No gracias, paso, pero puedo darte ánimos desde las gradas.

Mi mejor amiga rueda los ojos.

—Me conformo con eso.

Y ambas nos giramos con intención de caminar hacia el pasillo pero entonces unos bajos sollozos nos alertan. Provienen de uno de los cubículos, más probablemente de alguno de los primeros, y se oye como si la chica estuviera intentando contenerse a sí misma de echarse a llorar.

— ¿Deberíamos hacer algo? —cuestiona la castaña por lo bajo. Me encojo de hombros.

— ¿Y si no quiere que la molestemos?

El llanto se oye más fuerte y entonces Leslie niega con la cabeza.

—Uh, ¿Hola? —El llanto se detiene de inmediato, entonces pienso que es bastante claro que debemos irnos pero mi mejor amiga continúa insistiendo—. No queremos molestar, pero... ¿Necesitas algo?

Los sollozos cesan y un silencio sepulcral inunda el baño. Contengo la respiración por unos pocos segundos hasta que la puerta de uno de los cubículos se abre con delicadeza y una morena avanza hacia nosotras. Toda su cara se encuentra enrojecida, sus ojos están irritados y hay un par de lágrimas en el suéter del uniforme.

Pero no es eso lo que me llama la atención.

Sino el hecho de que yo jodidamente conozco ese rostro.

Desastrosa perfección (AD #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora