Vi el reflejo en la hoja de la navaja. Victor sonrió con regocijo y la apoyó contra mi mejilla, la punta cerca de mi ojo. Me mantuve firme y le sostuve la mirada por más que no le respondí. Debía ser fuerte. Tenía que salir de aquí con Andy y en lo posible encontrar un modo de evitar que Sam y Victor continuaran con algo tan peligroso como Valentino en su control. Andy gritó algo ininteligible ante la amenaza pero de nuevo su sonido fue sofocado por la mordaza. Drake lo pateó en la cabeza antes de apuntarle a la sien con su pistola.

—Atrévete —susurré.

—Con placer —dijo Victor—. Veamos si sigues siendo tan ruda después que acabe contigo zorra.

—Hermano —llamó Sam con autoridad y Victor no se movió—. Basta. No le harás nada.

—Un ojo menos no afectará los planes que tenemos para ella.

—La quiero entera —dijo Sam y Victor se alejó—. Además, creo que te has dado cuenta que la tortura física no nos llevará a ningún lado con ella. Eres lento en ese sentido. Mi método, por otra parte, será efectivo y puede que tome un camino interesante. Ahora, ve a asegurarte que todo está bien cerrado.

Victor no protestó ni dijo nada antes de echarme una última mirada que indicaba que esto no había terminado y guardar su navaja. Se dio vuelta y partió, saliendo del estudio y dejándome sola con su otro hermano quien sabía que podía llegar a ser mucho más peligroso que él. Sam se acercó hasta un fornido escritorio de caoba que había y abrió un pequeño maletín negro que estaba sobre este. Pude ver desde donde estaba que tenía tres compartimientos a cada lado y solo cuatro estaban ocupados por dos pequeños tubos de ensayo conteniendo un extraño líquido verde abajo y dos jeringas sin utilizar sostenidas en el compartimiento de arriba.

—¿Sabes por qué llamaron a este suero Valentino? Es una historia curiosa, en realidad —dijo Sam mientras tomaba una jeringa y la examinaba—. Está hecho a partir de una molécula llamada oxitocina, también conocida como la molécula del amor. Es extraño e inexplicable lo que el amor nos hace hacer. ¿No crees? Llevado al extremo queremos complacer más que nada a esa persona, somos capaces de hacer cualquier cosa que nos pida y podemos perder cualquier consciencia o razón. Seguro debes saberlo, no lo dudo después de todas las tragedias que actuaste y debes conocer por tu carrera teatral.

—¿Qué? ¿Tienes a Drake enamorado de ti? —pregunté.

—No exactamente, pero puedes verlo así para comprenderlo si quieres —dijo Sam—. Una simple dosis basta y entonces el afectado pasará a estar bajo el completo control de quien le hizo eso. Richard Cribs descubrió esto por error en realidad, él estaba tras el placer y la felicidad que causa el amor y no sus efectos negativos si son llevados al extremo. Creo que era algo sobre pastillas antidepresivas realmente maravillosas lo que buscaba. En su lugar descubrió que había creado esto en su laboratorio en Dublin y cuando el Servicio Secreto supo al respecto te imaginarás lo que pasó. Ellos vaciaron su laboratorio, tomaron todas sus notas, quisieron apoderarse totalmente de su trabajo.

—Está bien. Algo así no debería estar al alcance de personas como tú.

—Richard pensó algo similar cuando les entregó muestras falsas y se llevó consigo las verdaderas. Él decía que había cometido un terrible error, que algo así no debía existir. Quería destruirlo. Y asegurarse que nadie más pudiera crear algo similar. No se mostró muy colaborativo cuando quisimos obtener su proyecto por las buenas, no nos quedó más opción que matarlo. Mi mano, como bien dijiste. Pero luego supimos que su hermano sabía al respecto y planeaba terminar lo que Richard comenzó, destruir Valentino —dijo Sam y sonrió con diversión personal—. Un nombre bastante apropiado. ¿No crees? Nos tomó tiempo pero lo encontramos. Lamentablemente, solo hay tres muestras, y no están del todo perfeccionadas. Hay algunos efectos secundarios.

Valentino (Pandora #2) **Disponible en físico y e-book**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora