Capítulo 3

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Klaus Nicholson.

Con ese nombre el joven espía se presentó frente a mí al encontrarnos en el Eurostar en nuestro viaje a París. Aquel viaje fue prácticamente un terreno de guerra. No nos llevamos muy bien al principio. Yo debía ir a París para completar la misión de mi hermano y encontrarlo. Él tenía la misión de acompañarme, asegurarse de mi bienestar pero también controlarme ya que el Servicio Secreto no confiaba en mí por ser una Bright. Lo más importante para un espía es su cubierta, aquella fachada para ocultar la verdadera razón de su estadía.

Habíamos pretendido ser una pareja. Esa era nuestra cubierta. Pero en algún momento la línea entre la farsa y la realidad se había desdibujado y ambos habíamos terminado enamorándonos el uno del otro. Un joven, solitario y reservado, y que a pesar de haber vivido y visto más que cualquier otro nunca había disfrutado de la vida realmente. Y yo era una chica demasiado sola y que había terminado metida en un mundo que desconocía totalmente. Pero él había terminado siendo un doble-agente y ahora era buscado por el Servicio Secreto luego de haber huido.

Ahora, esta es la verdad que nadie más que yo conoce. Klaus Nicholson nunca existió. Aquel es un nombre totalmente falso para cubrir a un chico que lo único que había querido había sido ser uno de los buenos y encontrar lo que había perdido. Se infiltró en el MI6 por eso pero él nunca hizo ningún daño, nunca trabajó realmente como un doble-agente.

Bajé la vista y miré la carpeta completamente forrada con postales que estaba delante de mí. Ahora, sentada en medio de clase mientras el profesor tomaba lista no podía evitar sonreír con nostalgia. Cam estaba sentada unas mesas más atrás pero cuando la miré ella me hizo un gesto obsceno con el dedo por lo que deduje que todavía estaba molesta porque no le hubiera dicho nada al respecto. Tampoco me importaba mucho. Se suponía que nadie debía saber. Se suponía que yo realmente no había ido a París para buscar algo de lo cual dependía la seguridad interna de cualquier organización secreta. Y más que nada, se suponía que yo no me había enamorado de él.

Nadie podía saber aquello. Era mi secreto. Y nadie sabría nada de él de mi parte. Era una Bright, había hecho exactamente lo que todo el Servicio Secreto había esperado que hiciera. Había permitido que un joven buscado escapara y no había ayudado o dado pista al respecto. De hecho nadie sabía que yo era la última persona en haberlo visto. Me había encontrado con él luego del estreno de Romeo y Julieta y él me había contado la verdad y admitido todo suplicándome perdón y sintiéndose extremadamente culpable.

Cerré los ojos y acaricié la carpeta llena de postales. Francia, Alemania, Escocia, Gales, Inglaterra. Todas las ciudades, todos los lugares en los que había estado. Tal como prometió. Él conocía mi deseo por viajar y había prometido mandarme una postal de cada lugar que visitara para que pudiera ver lo mismo que él, para que conociera las ciudades también. La última recibida esta mañana había sido de Liverpool. Postales que no debería recibir o de las que el Servicio Secreto debería estar enterado. Postales de una persona por la que mi corazón suspiraba en secreto y que estaba esperando que cumpliera su palabra de volverme a ver. Y mis labios tan solo querían murmurar un solo nombre.

Jack.

Nadie sabría nada de él de mi parte. Ni su verdadero nombre. Ni que pertenecía a una familia de criminales y repudiaba su sangre por eso. Mucho menos que era capaz de burlar cualquier escáner y jamás lo encontrarían. Barcelona. Seguro. El tío John estaba muy equivocado si pensaba que yo le diría que se estaba equivocando de ciudad para buscar o que Jack estaba en Liverpool según su última postal.

—Clase, por favor. Entiendo el ferviente estado del primer día pero silencio —dijo el profesor Walter—. Tenemos un nuevo estudiante y me gustaría que se presentara.

Valentino (Pandora #2) **Disponible en físico y e-book**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora