CAPÍTULO XI (Primera parte) -El estratega inesperado-

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En el Palacio Real del infierno, junto a la fuente que reflejaba los acontecimientos del mundo de los vivos, Fausto se disponía a develar su plan verdadero, ante lo cual, antes de que hablase Hitory le advirtió:

—Tenga en cuenta que hay espías por todos lados mi Rey.

—Me tiene sin cuidado, existe un destino ya escrito, sucederá lo que deba suceder, así me lo reveló el Dios del Infierno.

—Cómo usted diga entonces...

—¿Sabes que hace funcionar esa fuente y en el otro extremo el ojo que nos da visión en el otro mundo? En las catacumbas bajo este palacio, prisionero, tengo cautivo un demonio capaz de ver realidades de otros lugares y tiempos. Con los poderes de Psika puedo manipular dichos dones. Pero aquel ojo en el cielo del mundo de los vivos no es principalmente para ver. Una vez que los portadores estén suficientemente cerca del extremo del camino, y concentrando mi aura lo suficiente, seré capaz de disparar cierta ráfaga de poder a través del ojo que hará polvo a esos "Protektanoj". Por eso es que la victoria no está en que mis demonios ganen la batalla, sino en ganar tiempo. Para mañana tendré reunido el suficiente poder para aniquilarlos.

—Evidentemente no es Rey solo por su poder, su inteligencia no tiene comparación. ¿Puedo pedirle algo más?

—Por supuesto...

—Para mañana el camino alcanzará un punto más alto que en los días anteriores, y podré cruzar junto a mis dos guerreros predilectos. Deme la oportunidad de matar a estos jóvenes por nuestros propios medios antes de lanzar su espectacular ataque desde aquí.

—No dejas de sorprenderme. Una solicitud propia de un honorable guerrero. Te concederé la oportunidad, estaré atento, si caes en batalla, dispararé y destruiré diez kilómetros a la redonda.

—Me parece justo, pero tenga claro que no necesitará hacerlo. Como le dije, soy el siguiente, y nadie va a derrotarme.

                                                               —12 de Junio de 1671—

En la Catedral, cuando apenas había pasado la medianoche, el altísimo monje luego de pronunciar aquellas palabras nuevamente desde su libro pudo ver una vez más las heridas de los jóvenes.

—¡Hmm! Uno de ellos está ausente, sin embargo no percibí su deceso, lo que refuerza mi teoría de un posible traidor. Lo habrán expulsado del equipo. Noto que sus cuerpos están lastimados, desgastados, incluso algunos huesos rotos. Trataré de sanarlos, y en ausencia de uno de ellos, sé que necesitan de su compañero adicional más que antes. Por lo tanto, y pese a mi propio bienestar, intentaré sanar al menos sus costillas rotas.

»No deja de impresionarme cuanto odio está contenido en su corazón, pero carece de importancia comparado a la situación actual. El costo de vencer al enemigo más poderoso hasta el momento, y hacerlo con tal fluidez ha sido muy alto. Es evidente que la contienda ha llegado a su punto más alto, y estando a solo tres kilómetros del ápice del camino, el Rey del Infierno enviará todo lo que tenga.

»En oposición a ello, los "Protektanoj" ya no pueden más. Aunque parezcan sanar sus heridas, sus daños internos necesitan tiempo que no tenemos para curar. Bien, a trabajar, ésta será una noche agotadora...»

                                                                  ********

En las cercanías del ápice, Pyro despertó primero que todos, y luego de retirarse para no despertarlos fiel a su costumbre comenzó a entrenar.

—Si te preparas para enfrentar a alguien, será mejor que no lo hagas solo —interfirió Zero—. ¿Pensaste que no iba a escucharte?

—Esperaba que lo hicieras —respondió, sonriendo—. Aunque debo corregirte en algo, ese alguien que debo enfrentar... no es más que a mí mismo, a mi ser interior, así me lo enseñó mi maestro...

CAMINO DEL INFIERNO (El Primer Regreso)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt