Tengo un amor dividido en dos
amor del alma a la cintura
para arriba hasta el fondo
y de la cintura hasta abajo
un cuerpo con doble inspiración.
Unos hilos de intraquilidad
que no puedo romper
y un futuro con ansiedad.
Hay dos seres en mí,
hay dos almas en mí.
Ella es la tranquilidad,
la otra es la calamidad.
Ella es la luz lunar,
la otra es la luz solar.
Ella me invitó a su morada
tocando mis ojos con su mirada
y no pude ni quise hablar
mientras me enseñaba lo hermoso
que puede ser la vida.
La otra me abrazó en armonía
y me renovó con su alegría.
Y sobre todo,
ella era como ver una película
de entretenimiento
que me llevó a sentir
de mucho éxtasis de sentimiento.
Una vez, mis ojos pude abrir
y sus miradas se me clavaron
como tierra y clavo,
cayendo como cascada placentero
los deseos por el centro.
Mi amor por ellas es mi fracaso.
Mis ojos sin sus miradas
no tendría a quien mirar,
pues sin ellas;
yo solo en el mundo
pues acabaría en el fondo.
Pero hay algo aún más difícil
y es que no sé qué decidir
ya que sin ella me muero,
y sin la otra
seguir viviendo no puedo.
