Tsukino Ruri no puede aceptar los finales dados por la escritora Koyoharu Gotouge, expresando siempre su descontento. Un día normal de feria, un idiota grosero, todo parece estar bien más terminan envueltos en un gran accidente
El despertar en un m...
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Exactamente tres días habían transcurrido desde que Ruri llegó a la finca de la familia Rengoku, siendo que en esta mañana despertó sintiéndose mucho mejor y ligera que antes, por lo que se colocó su haori sobre sus hombros para así dirigirse a abrir la puerta que daba al patio de la casa, pues no deseaba despertar a nadie
Se mantuvo así caminando a paso tranquilo por unos minutos en el pasillo, sintiendo la madera crujir levemente bajo sus pies, los ligeros rayos del sol calentar su piel mientras la suave brisa que corría alborotaba su largo cabello. Al llegar Ruri al último recodo se sorprendió de ver a alguien más despierto, pero pronto eliminó ese pensamiento
No debía ser para nada inusual toparse con Kyojuro a primera hora de la mañana entrenando, pues es conocido por ser un hombre apasionado en lo que ejerce. Quizás estaba mal, pero se permitió disfrutar de la encantadora vista que le estaba ofreciendo, sacándole así uno que otro suspiro con la forma en como llevaba atado su cabello, simular al pequeño Senjuro y aquella hakama que le sentaba tan bien
— ¡Ruri, me alegra ver que has despertado! —habló el pilar de la Flama al notarla para tomar un descanso de su rutina
— ¡Si, buenos días...! —soltó con nerviosismo, pues Kyojuro prácticamente le había encontrado de curiosa o espía
— ¿Te sientes mejor? —le cuestionó Rengoku acercándose a su rostro peligrosamente
— ¡Me siento perfecta! —respondió enseguida cerrando sus ojos por la cercanía— hum... ¿cuánto tiempo dormí?
— ¡Tres días para ser exactos! —admitió Kyojuro muy divertido por la expresión de sorpresa que adornaba aquellos ojos verdes
— ¡No puede ser! —negó— ¿realmente dormí tanto?
— ¡Umu! Pero es normal, ya que necesitabas reponer energías —le tranquilizó dándole una palmadita en el hombro
— Concuerdo con lo que dices, pero aún así me sorprende —confesó la peliverde, sin embargo si tomaba en cuenta el uso excesivo de su poder en la última pelea podía entender el porque de esos tres días. Al menos solo fueron esos y no dos meses como Tanjiro y los demás
— ¡Hum...! Ya que has descansado, debes tener el cuerpo entumecido ¿deseas practicar conmigo? —le cuestionó tomando de nuevo su espada de madera a lo que Ruri le dedicó una mirada de aprobación
— ¡Dalo por echo! —le soltó divertida mientras se retiraba a paso rápido para ir a cambiarse
— ¡Buenos días, Ani-ue! —le saludó Senjuro un poco soñoliento— ¿Ruri-san ya despertó?
— ¡Umu, finalmente tiene energías! —exclamó Kyojuro emocionado
— Al parecer van a entrenar —notó el menor con una sonrisa— en tal caso me adelantaré a hacer el desayuno para todos —añadió retirándose
