O C H O

131 16 0
                                    

Cuatro latas de cerveza, junto con un par de colillas de cigarrillo yacían sobre la pequeña mesa de centro mientras el par de chicos se mantenían sentados sobre la alfombra, recargados contra el sofá. En medio de risas y comentarios burlescos, se mofaban tontamente del profesor de álgebra mientras pasaban el rato tranquilamente.

SeungRi no podía dejar de mirar la sonrisa fácil en los labios de Mino, así como tampoco podía dejar de apreciar la pequeña arruga que se hacía en la comisura de sus ojos mientras se carcajeaba. Tampoco era sencillo ignorar la risa y personalidad burbujeantes que conseguían que su corazón latiera con regocijo.

-Es un verdadero imbécil...- murmuró el apuesto pelinegro mientras daba los últimos sorbos a su cerveza.

-Apuesto a que debe ser un requisito para ser profesor...- murmuró SeungRi mientras dejaba la lata vacía sobre la mesa de centro y se relamía los labios. Echando la cabeza sobre el sofá, cerró los ojos mientras sentía un ligero mareo. La verdad era que no aguantaba muy bien el alcohol.

-¿Mareado? - el tono burlesco no pudo ser más explícito.

Sin escuchar otra palabra, SeungRi simplemente sintió el repentino acercamiento del cuerpo ajeno, y apenas teniendo oportunidad de abrir los ojos, pudo observar cómo el pelinegro se inclinaba sobre su cuerpo e instantes más tarde, cernía sus labios sobre lo suyos.

Se trataba de una caricia superficial, el simple toque de los labios entre sí, pero poco a poco eso comenzó a cambiar.

Sintiendo el repentino golpeteo de su corazón contra el pecho, SeungRi llevó una de sus manos hasta el rostro del otro y se decidió a profundizar el beso. Su lengua salió tímidamente, lamiendo la extensión de los labios ajenos con cierta necesidad, escuchando cómo un gruñido bajo surgía desde el pecho de Mino. Ladeando el rostro, permitió que el otro tomase el control cuando una mano extraña se posaba sobre su muslo e iba ascendiendo lentamente hasta llegar al centro de sus piernas. Jadeando, permitió que el pelinegro le acariciara por encima de la tela de sus pantalones, justo donde estaba su entrepierna.

Ansiosos, se sumergieron en aquel beso mientras las manos de ambos comenzaban a picar, y justo sin pensarlo verdaderamente, el pelinegro consiguió arrastrar a su visitante sobre su regazo. Rodeándole las piernas, sentado justo sobre el inquieto pene de Mino, SeungRi sostuvo entre sus manos el rostro del moreno, masajeando con sus pulgares el fino mentón, al mismo tiempo en que sus caderas comenzaban a sacudirse.

El sabor de las cervezas y los cigarrillos se mezclaron en sus bocas mientras los minutos pasaban. El ardor en los pulmones comenzaba a mermar su confianza mientras el oxígeno reclamaba un poco de espacio.

Separándose apenas lo suficiente como para mirarse, fue el más alto quien metió las manos dentro del pantalón de SeungRi, acunando en sus palmas el trasero de éste, aún por debajo de los ajustados calzoncillos.

Respirando agitadamente, el ojeroso simplemente sonrió sobre los labios ajenos mientras sentía cómo el otro se abría paso entre sus mejillas y frotaba con uno de sus dedos el apretado botón en su centro. Relamiéndose los labios, jadeó al sentir cómo el dedo comenzaba a hundirse en él. Cerrando los ojos, se apoyó contra el moreno, escondiendo su rostro en el cuello de éste.

Escuchando los murmullos de aliento, SeungRi montó con dicha el largo dedo, gimiendo en contra el oído ajeno. Al mismo tiempo, Mino se encargó de repartir esporádicos besos sobre el cuello ajeno mientras sacaba de los pantalones su mano libre y en cambio la colaba por debajo de la delgada camisa del ojeroso, acariciando la suave piel y tomando entre sus dedos uno de los oscuros pezones.

Echando la cabeza hacia atrás, ronroneó en voz alta mientras alcanzaba su orgasmo y sus ojos se cegaban con luz blanca, aún por debajo de sus parpados.

CASI UNA NOVELA DE AMOROpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz