D O S

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Gozando internamente, el moreno de pronto se puso de pie, atrayendo la atención de el de platinados cabellos, quién frunció el ceño ante la repentina acción.

Sin decir ni hacer nada más, el mayor comenzó a andar lejos de la atención de los invitados, mirando por sobre el hombro cómo el ojeroso se alzaba de su asiento e iba tras él.

Llegando a una parte alejada de los jardines en la que no había mucha iluminación, el moreno se recargó contra una de las paredes cubiertas de ramas que adornaban el lugar, esperando paciente a que el más joven apareciese.

No iba a dejar escapar a ese suculento pedazo de carne.

POV SEUNGRI--

No había podido evitar sentirme atraído por esos apetitosos labios que se extendían en una de las más galantes y perversas sonrisas que había visto nunca. Esos oscuros ojos que parecían brillar dentro de las malas intenciones; más que apartarme, conseguían atraerme como abejas a la miel. Mi cuerpo había cobrado vida, y en contra de las débiles suplicas de mi instinto de conservación, le había seguido.

Esa fornida silueta que parecía perderse minuto a minuto, adentrándose en una parte solitaria y oscura del jardín. Mis sentidos se desorientaron de un segundo a otro, y en el momento que menos lo esperé, me había visto acorralado entre unos fuertes brazos enfundados en lo que parecía ser un costoso saco color negro. Me era casi imposible ver, pero ese aroma que había percibido antes fue lo suficiente como para darme cuenta de que quién era la persona que me había acorralado. ¿Y quién más?

Esos fuertes brazos me estrujaron contra un bien constituido pecho, obligando a mis sentidos a emborracharse de su presencia. Cerré los ojos cuando sentí sobre mis labios un suave respirar. Ansioso, me vi a la espera de que esos labios me probaran; y lo hicieron.

Me besó como jamás nadie me había besado. Sus labios tomaron los míos con posesividad, como si fuesen de su propiedad y después de mucho tiempo de ausencia, por fin pudiese probarlos otra vez. Gemí alto cuando su lengua se escurrió entre mis torpes labios y emprendió una búsqueda de mi lengua; batallando y tratando de encontrar un vencedor en una guerra repentina, me venció.

Fue él quien me guío y demostró lo hábil que era, y lo inexperto que aún era yo. Sus manos no perdieron más tiempo, y me tomaron de la cintura. Se presionó contra mi cuerpo, y me dejó sentir su inquieta virilidad.

Gemí alto y eché la cabeza hacia atrás, importándome poco ya mi atuendo. Sus manos siguieron haciendo lo que quisieron, y pronto también sentí mis propios pies alzándose del pasto. Me había alzado y obligado a rodearle la cadera con las piernas, mientras su boca besaba y arañaba mi cuello.

Hundí mis dedos entre sus sedosos mechones castaños, atrayéndolo más hacia mí, escuchando la gentil risa proveniente desde lo profundo de su garganta. Sabía lo que quería, y lo quería a él.


-¡Lee Seung Hyun!- de pronto, un rabioso grito resonó en el pacífico lugar en donde nos encontrábamos, escuchándose aún por encima de la música nupcial. Aterrizando sobre el pasto, me apresuré a salir del íntimo abrazo que me había estado sosteniendo.

-Ji Yong- el débil murmullo simplemente había parecido haber empeorado las cosas, puesto que el ceño de mi hermano se profundizo aún más.

-¿Qué demonios crees que estás haciendo?- me gruñó como un perro rabioso a punto de atacar. Apresurándose contra mí, me sostuvo del brazo con una fuerza de la que yo no tenía consciencia- ¿Qué es lo que le hacías a mi hermano?- chilló indignado. Miré con nerviosismo a ese hombre y me sorprendí al encontrarle en un pleno estado de tranquilidad.

CASI UNA NOVELA DE AMORWhere stories live. Discover now