Capítulo 9.

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9. ¡Rápido, bésala!

Una sensación de fastidio me invadió y una punzada se hizo presente en mi corazón. Me molestaba el hecho de que Yoongi se estaba besando con una pelinegra que quién sabe de dónde diablos había salido, mientras yo, aunque no lo haya demostrado mucho, había estado preocupada por él todo el día, ya que no había tenido ni una pista de donde se encontraba. Además, la incomodidad era inevitable. ¿Debía hablarle de eso la próxima vez que lo viese?

Me di la vuelta y apresuré el paso para acercarme a Kook, pensando ligeramente en alguna excusa para poder salir del lugar.

—Kookie...—lo llamé.

—¿Sip? ¿Ya encontraste lugar?—respondió sin voltearse a verme, luego del señor que iba pidiendo vendría su turno.

—Sobre eso...—avancé un paso—. Creo que volveré a la Universidad, ¿está bien?

Me miró con una expresión entre confundida y preocupada.

—¿Y eso por qué tan de repente?

—Sólo surgió algo y...—traté de explicar haciendo movimientos con mis manos pero me quedé en blanco—. Torpe—susuré para mí misma.

Kook frunció el ceño y observó algo detrás de mí. Su expresión se relajó y me regaló una cálida sonrisa.

—¿Sólo has desayunado hoy, no?

—Mmh... sí—asentí con la cabeza.

—Bueno, siéntate aquí cerca, mirando hacia mi lado, y yo pediré para llevar—dijo luego de escuchar que llamaban al siguiente cliente. Se giró sobre sus talones para encarar a la señorita encargada de atender. Era joven en realidad, casi de nuestra edad.

Me senté en una silla ubicada en un sitio con las características que mi amigo me había dicho y apoyé mis codos sobre la mesa, redonda (aunque no todas eran de ese estilo) y solté un suspiro.

Deseaba poder concentrarme en algo más, deseaba tener algo con lo que distraerme. Como por ejemplo, aquel libro que había estado leyendo en el living hasta quedarme dormida (y al otro día despertar en mi cama). Mi celular estaba sin batería y sólo me quedaba la opción de mirar a un punto fijo en la mesa mientras con mis uñas la golpeaba. Pero eso no era nada distractor, yo aún seguía pensando en que en una de las mesas del fondo, Suga estaba entreteniéndose con una chica.

Unos minutos después apareció Kook delante de mí.

—Hey—sonreí—. Tanto tiempo.

—Muy graciosa, en cuanto nos llamen por la comida podremos irnos—asentí sonriente—. Mientras tanto, podemos jugar a algo, ¿quieres?

—Lo dices como si nuestra comida fuera a tardar una eternidad—rodé los ojos.

—No sabes, algunas veces puede suce—dijo quejándose pero fue interrumpido por la llamada de nuestros pedidos listos. Sonreí con aire victorioso y él bufó antes de girarse y levantarse de su asiento para coger nuestras compras.

Me quedé observándolo, una escena bastante entretenida apareció delante de mis ojos. Mientras un chico le entregaba las hamburguesas, batatas y ensalada (plus bebidas), la chica que antes le había tomado la orden le sonrió de manera coqueta y le dijo alguna que otra cosa que logró que Jungkook sonriera como un bobo.

—¿Acaso te estaba coqueteando?—enarqué una ceja y le di un leve codazo a mi amigo.

—Ah, ¿si?—contestó algo distraído.

—Ajá, se ve que le pareciste lindo.

—Oh, pues no me di cuenta—se encogió de hombros restándole importancia. ¿De verdad no lo había notado?—. ¿Vamos?—asentí y me tomó de la mano.

My roommate is a boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora