Capítulo 18

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Los días fueron pasando, y de hecho, yo me sentía de maravilla. No podía ser más feliz. Tenía a mis amigos, una Universidad de lujo y una oportunidad volando sobre mí. Sólo debía atraparla.

Y eso era lo que planeaba hacer.

Los días de ensayo eran bastante estrictos, las prácticas demandaban incluso más estabilidad física que los días de clase normales. Por lo que, Jimin y yo habíamos decidido comenzar gimnasio. Ambos nos dimos cuenta de que si queríamos debutar, debíamos mejorar nuestro aspecto.

¡Y adivinen quién nos asesoró! Nada más ni nada menos que Kim Namjoon, que al parecer, estaba muy acostumbrado a trabajar en su físico a pesar de que no le gustara mostrarlo. Él se sentía satisfecho consigo mismo y eso le bastaba.

Yoongi, ante la propuesta, actuó algo holgazán y dijo que no hacía falta, que al menos tenía la cara bonita, soltó bromeando. JungKook quiso hacerlo pero Jin, al ser el mayor, se lo impidió ya que le exigiría demasiado a su cuerpo que estaba aún en desarrollo.

Por último, Hoseok lo intentó y al final se rindió ya que no se sentía en su lugar. De todas formas, él era de los mejores o me atrevería a decir que el mejor bailarín del colegio, así que no tendría mucho problema.

Al igual que Park, que era brillante haciendo las coreografías y hasta en el estilo libre, pero quería mejorar su apariencia. Igual, tenía una cara de bebé.

Se preguntarán por qué no mencioné a TaeHyung, pero es que creí que ya estaba claro. Él es un niño.

—Estoy cansada, ¿no podemos deternos? —le pregunté a Jimin, sosteniéndome la cintura porque sentía que me caería.

—Hm... yo seguiré un rato más—me respondió sin dejar de correr en la caminadora—Tú adelantate. Ve y compra algún refresco, yo volveré al campamento solo.

Asentí, ya ni siquiera tenía las fuerzas suficientes para hablar. Me dirigí hacia la máquina espendedora por una bebida a paso lento, mientras intentaba regularizar mi respiración y los latidos de mi corazón.

Allí me encontré a Gyong-si, quien estaba algo distinto. Lo admito, quizás me sentía atraida hacia él al principio, pero todo eso se había ido por completo al verlo coquetear con otras chicas.

—Hola—lo saludé en un murmuro, sonriendo de lado—¿También te ejercitas?

—Ajá—asintió, presionando sus labios—¿Qué quieres?—señaló las estanterías con diferentes dulces a elegir.

La inspeccioné de arriba a abajo indecisa cuando finalmente di con lo que en realidad había venido a buscar.

—Uno de pera—apreté mis ojos y sonreí amigablemente.

Estuve a punto de extenderle el dinero, pero al notar mi acción, negó con la cabeza y marcó los números en la máquina, entregándome como resultado lo que tanto anhelaba en esos momentos.

—Uh, gracias—respondí extrañada aceptándola—Pero... ¿por qué...?

Él sólo se giró sobre sus talones con una bebida energizante en su mano izquierda, me sonrió y se fue con la otra mano en su bolsillo junto a sus nuevos amigos.

¡Oh, por dios! Me había olvidado completamente, debía de llamarles a mis amigos de secundaria para que nos reuniéramos pronto. Pero, oh, debía prepararme para la presentación.

Hice una mueca con mis labios y por fin salí de aquel lugar, llevándome otra sorpresa al verlo en la entrada tan adorablemente mirando el suelo jugando con sus pies.

—¡Eh, Suga!—exclamé contenta.

Él levantó su cabeza con una sonrisa al reconocer mi voz. Se acercó a mí y me rodeó los hombros con su brazo.

—¿Copias a Kookie?

—Me has descubierto—bromeó, a lo que reímos.

—¿Viniste por mí?—le pregunté algo ilusionada, era algo muy lindo de su parte—¿O es que has olvidado a Jimin?

—¡Oh, es cierto! ¿Él dónde está?

—Se ha quedado un rato más.

—Entonces, la verdad es que vine a buscarte a ti. Pero no le digas, se ofendería.

—Cuenta conmigo—le guiñé el ojo divertida y continuamos caminando juntos a las cabañas.

Continuamos caminando juntos contándonos chistes, compartiéndonos algunas anécdotas del pasado y en una pude descubrir que había tenido una novia a la que quiso mucho. Pero por algunas cuestiones de la vida que no se sentía cómodo aclarando, cortaron, aunque en buenos términos. "De hecho somos buenos amigos ahora" comentó dándole énfasis al último hecho.

Yo casi le confieso la razón por la que no me comunico con mi familia, y sé bien que le di varias pistas sin ser a propósito. O quizás sí. Quizás sí quería que alguien lo supiera y que esa única persona fuera él.

También le hablé sobre mis amigos de secundaria y la buena vida que tenía ahí, que te enterabas de cosas de personas que ni siquiera habías visto una vez en tu vida pero que aún así te daban ganas de consolarlos o ayudarlos en lo necesario. Siempre que eso surgía en mí, lo hacía, por lo cual terminaba teniendo más amigos, y eso era lindo. Excepto una vez. Hubo una vez que por un problema no pude. No lo sé, pero siempre me sentí en deuda con ese chico al que no pude darle mis condolencias.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2015 ⏰

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