Capítulo 3

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    —Miren —pidió Sasuke.

     Sus compañeros pudieron observar la flor de Sakura, sin embargo, se horrorizaron al ver lo que encerraba a esa marca de nacimiento tan temida, pues estaba rodeada de múltiples cicatrices que solo un látigo cubierto por chakra podría dejar.

     —¿Y bien, están convencidos?

     —Sasuke tienes razón, sí es ella, pero...

     —¿Qué te pasó, muchacha? —preguntó Jūgo.

     Sakura cerró los ojos y empezó a temblar ante las expresiones de los shinobi que pudieron ver las marcas que Orochimaru y Kabuto había dejado en su cuerpo.

     El Uchiha que se había limitado a remover sus ropas y no se había percatado del estado de su espalda, aunque ante las reacciones de sus compañeros y el nerviosismo de Sakura, observó con curiosidad para comprobar qué los había dejado tan trastornados.

     —¿Qué demonios?

     La pelirrosa sintió que la fuerza con la que era retenida falseo un poco y aprovechó el momento para alejarse de su captor.

     Trató de huir y fácilmente fue detenida por Sasuke.

     —¿Quién te hizo eso?

     Fue la pregunta obligada.

     —Sí, dinos.

     —¿Qué te pasó?

     Insistieron los compañeros del Uchiha.

     Sakura se mantuvo en silencio, no diría nada, el decir lo que le había sucedido implicaba confesar la debilidad que con ello conllevaba, así que optó por la agresión, además no les tenía confianza.

     —Eso a ustedes no les importa, bastardos, ya descubrieron que soy la persona que buscan, ¿no? ¿Qué más les da a ustedes? Soy una asesina y más vale que tengan cuidado porque les puedo hacer mucho daño.

     —¡Ja! ¿Persona? Te va más el término de asesina, Jūgo, hazte cargo de ella, ya me cansé de cuidarla, me produce asco el pensar que tengo que tocarla nuevamente.

     La chica cerró los puños y reprimió las lágrimas que querían salir, aunque una que otra rebelde, se resbalaron desde sus ojos por sus mejillas hasta llegar al suelo provocando que se marchitara la vegetación que había tocado.

     Ignorando lo que acababa de pasar siguieron su camino.

     —Oye, Sasuke.

     —¿Y ahora qué, Suigetsu?

     —No crees que es peligroso no saber nada del jutsu que te impusieron, deberíamos de interrogarla.

     —No es el momento.

     —Insisto que puede ser peligroso, qué tal si tiene efectos secundarios.

     El Uchiha sabía que podrían existir consecuencias, y sinceramente no era el momento de preocuparse, ya hablaría con ella y se entenderían, antes de que la sentenciaran a muerte, aunque ciertamente parecía muerta en vida.

     «¿Qué era ese sentimiento? Empatía, lástima» Reprimiendo esos pensamientos, Sasuke siguió caminando.

     —Ya déjalo, en su momento lo arreglaremos.

     Suigetsu frunció el ceño. —¿En su momento? Eso puede significar la muerte.

     Su marcha siguió a un paso apresurado, hasta que Sakura empezó a desfallecer, algo le estaba ocurriendo.

Sakura, la Hiel-RosaWhere stories live. Discover now