Interlace «Mystic Messenger» [Saeyoung/MC/Vanderwood]

Misión n° 5000: The Beginning of the End (Parte II)

Mientras tanto, Vanderwood se encontraba a punto de entrar a la sala de operaciones. Sabía que no sería fácil: era siempre una de las salas más custodiadas, e imaginaba que una persona como Alex, con todo lo metódico que fue en la fiesta, no iba a dejar que nadie se acercara a su información. Pero si había un factor sorpresa: Alex no sabía que había un tercer integrante que acompañaría a Melissa, preparándose solo para ella, y no para él. Observó con detenimiento la entrada. Por supuesto que no podría utilizar la dinamita que cargaba en su mochila, ya que alguna explosión significaría provocar alguna fuga dentro del submarino, y no era necesario eso. O al menos no aún.

Lo que tenía que provocar era una distracción, una llamada para que algunos de los programadores que se encontraba dentro de la sala saliera. Porque la puerta de acceso tampoco se habría con un simple botón. Todo lo de Alex estaba completamente programado, e incluso personalizado.

- Tendré que usar una distracción Melissa. Y tendré que utilizarte a ti. – le dijo Vanderwood a través del micrófono.

- Nada podría ser peor. – dijo ella con pesimismo a su micrófono.

- ¿Eso crees? Es porque no has visto nada. – respondió Saeyoung, quién volvió a arremeter contra ella.

- ¿Ese fue Saeyoung? – dijo Vanderwood, quien lo había escuchado.

- No ahora. – respondió ella, limitando la conversación, esquivando los puños de Saeyoung.

- ¿Qué clase de lugar es este? – gritó Melissa a Alex. - ¿Acaso es una sala de experimentos donde tienes a humanos como conejillos de indias?

- ¿Esto? Solo una Sala de Pruebas. Chris se entretiene mucho aquí. – dijo Alex sonriendo.

- ¿Lo tienes? – susurró Melissa a su micrófono, mientras Saeyoung intentaba hacerla caer de una patada en las piernas, sin resultado.

- Listo. – respondió Vanderwood.

Sacó de su mochila una pequeña computadora transportable, y se puso a trabajar rápidamente en un rincón poco visible en el caso que alguien pasara por ahí. Tecleó rápidamente y se conectó a los parlantes de la sala de operaciones. Tal como Alex que estaba preparado para Melissa, ellos también prepararon algunos detalles, especialmente hechos por Melissa, como crear un comando imitando su timbre de voz, para dar órdenes. Podían dar cualquier información, y parecería que lo hubiese dicho Alex. Se aprovecharon de la idea de que estaban en submarinos, y la conexión entre ellos también era un poco precaria. Además, tal como cualquier submarino, contenía parlantes para órdenes, por lo que simplemente había que conectarse a él.

- Se solicita a uno de los programadores que asista a la Sala de Pruebas. Tenemos problemas de comunicación. – dijo Vanderwood utilizando el micrófono.

Vanderwood guardó la computadora inmediatamente. Después de un momento, salió un joven de pelo negro, con un traje verde. Portaba un arma en su costado. Fue corriendo tras de él para atacarlo directamente, pero no fue tan fácil como pensaba. No se trataba de un simple ingeniero, sino de un hombre entrenado militarmente, que tenía más armas de las que mostraba. El hombre instintivamente llevó su mano hasta su arma, y cuando la iba a sacar, Vanderwood le lanza una patada alta para lanzar la pistola lejos. Como estaba entrenado, el hombre continuó sin ningún problema sin su arma, quien fue a devolverle otra patada alta, pero Vanderwood le dio una patada duramente en una de sus piernas, empujándolo. No iba a utilizar ninguna pistola aun, para no hacer ruido. Luego fue donde él para darle un golpe certero en la cara, y empujarlo contra la pared, pero el hombre se defendió y le dio un puñetazo en la espalda, luego le pegó con el dorso de la mano y el brazo, para empujarlo nuevamente, pero el hombre lo esquivó para darle una patada rápida en la espalda, empujándole contra la pared, mientras lo sostenía por la espada, tratando de asfixiarlo por el cuello, mientras Vanderwood le dio un cabezazo que no pudo esquivar, sacó de uno de sus bolsillos una daga y se la enterró en la pierna para deshacerse de él, y tomarlo por la espalda e inmovilizarlo. No tardó demasiado antes de que el hombre cediera.