Capítulo 12

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Kazuto iba por su sala de lado a lado, el reloj marcaba las 3:58 p.m, eso era alrededor de las 4 y aun no había rastro de su vecino, empezó a desesperarse y subió a su habitación, abrió un poco la ventana, las cortinas de su vecino estaban cerradas, bajó su mirada a la entrada de la casa ajena.
Dentro de dicha casa estaba Eugeo con la ropa que su amiga le había escogido más temprano, le platicaba a su mamá que iría al museo con su vecino.
-Prometo llegar temprano- iba a ponerse su zapatos pero la mujer lo detuvo.
-Me alegra mucho que tengas otro amigo, no me mal entiendas pero tu única amiga es Alice y nunca te enamoraste de ella así que me parecía sospechoso- sonrió nerviosa.
-Madre, ¿insinúas que soy gay?- preguntó divertido.
-Anoche que subía a llevarles merienda, escuché que Alice dijo algo sobre enamorar Kirigaya-san, me parece muy lindo que trates de ayudarla-
-Si si- respondió neutro, no quería explicarle a su madre todo el plan de enamorar al chico- Debo irme-
-Suerte-
Eugeo corrió fuera de casa y cruzó la calle con precaución, Kazuto corrió escalera abajo y se paro frente la puerta. Espero siete segundos y medio luego de que llamaron a la puerta y abrió.
Su vecino vestía un pantalón de mezclilla obscuro y una camiseta azul cielo que se ajustaba bien a él. No pudo evitar verlo con detenimiento mientras estaba distraído.
-H..hola- habló cuando por fin encontró su voz.
-Hola Kirigaya-kun- saludó con una sonrisa- ¿Listo para irnos?- preguntó.
-Claro-
Caminaban hacía aquel museo, Eugeo miró discretamente a su vecino, vestía un pantalón negro con una camiseta naranja y encima una chamarra negra.
Por fin habían llegado al museo, entraron, las pinturas eran hermosas para casi todos.
-Alice dijo que esta era una exhibición muy buena pero no entiendo- se quejó observando una de las pinturas.
-No es tan difícil de entender- señaló la misma pintura de antes- El rojo representa la pasión y el pecado y el blanca es la esperanza del artista-
-Literalmente es todo rojo- alzó un ceja.
-No todo, también tiene blanco, ¿ves?- apuntó a lo blanco.
-Okay, tu ganas- 
Avanzaron por el lugar, Kazuto tenía que explicarle las pinturas a Eugeo pero no le molestaba hacerlo, incluso le animaba ver la reacción del otro cuando lograba interpretarlas. Salieron del museo a las 7 de la tarde y fueron a una cafetería para comer algo. Se sentaron en la mesa del fondo para conversar.
-Eso fue muy divertido- sonrió el rubio.
-Tienes razón, hacía años que no iba a un museo- tomó un sorbo de su café.
-La próxima vez podemos ir al museo interactivo, es muy entretenido jugar ahí-
-¿No es para niños?- preguntó intrigado.
-No, Alice y yo siempre vamos ahí cuando no tenemos nada mejor que hacer-
-Tú y ella son muy cercanos, ¿no?- Kazuto no podía olvidar ese sentimiento de enojo que se presentó en su ser cuando vio a la rubia en casa de su vecino.
-Ha sido mi mejor amiga desde- lo pensó- bueno desde hace años, salimos juntos a muchos lugares-
-Eso suena bien- desvió la mirada algo enojado, sabía que ese sentimiento tenía nombre pero no recordaba cual era.
-Si, ahora que lo mencionas el otro día cuando tuviste fiebre tuve que cargarte a la enfermería- sacó el tema a la luz para ver la reacción del chico y de paso conocerlo mejor.
-Lamento eso- se sonrojó ligeramente.
-Bueno, mencionaste que antes eras tu quien cargaba a otra persona- 
-¿En serio?- se puso serio, Eugeo podría jurar que vio la mirada de su vecino ensombrecerse.
-Si- no quiso decir nada más por la reacción de Kazuto.
-¿Dije algo más?- lo miró. Vaciló pero decidió contarle.
-Si, dijiste que creías que se siempre estaba enferma porque jugaba mucho y que el amor por los videojuegos se lo debes a ella- suspiró- También dijiste que ella murió-
-Entiendo, debí estar muy enfermo para decir esas cosas- sonrió con nostalgia- ¿Mencioné algo más?- 
-Su nombre- contestó con simpleza.
-Ella se llamaba Sachi- las lágrimas se acumularon bajo sus ojos y su garganta se estaba cerrando.
-Kirigaya-kun no tienes porque hablar de eso- tomó sus manos- Lamento hacerte recordar eso- 
-Mañana ve a mi casa, te lo contaré- bajo la mirada- Creo que vale la pena contarte-
No sabía porque, quería contarle de su pasado a Eugeo y solo a él, quería ser más cercano a su vecino y eso le asustaba.
-De acuerdo- miró el reloj- Ya es tarde, volvamos-
Ambos volvieron a su respectivo hogar, Eugeo había acompañado a Kazuto hasta la puerta y luego de despedirse cruzó la calle.
El rubio iba a dormir pero recibió un mensaje de su mejor amiga.

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