Capítulo 8

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Calor.
Momentos antes de despertar por completo sintió calor, un calor agradable, después percibió algo que lo rodeaba. Dio la vuelta lentamente y se encontró con su vecino a su lado, sus brazos lo abrazaban por la cadera y su cabeza estaba recargada en su espalda. Se sonrojó intensamente.
¿Por qué estaba acostado a su lado?
Se movió un poco, se libró de los brazos de Eugeo y con un torpe movimiento bajo de cama cayéndose en el intento. El sonido fue los suficientemente fuerte como para despertar al contrario.
-¿Qué hora es?- se sentó en la cama y estiró los brazos, luego recordó donde estaba y vio a su vecino en el suelo- ¿Por qué estas en el suelo, Kirigaya-kun?- se bajo y se le acercó para ayudarle pero el pelinegro se apartó- ¿Ya te sientes mejor? Déjame revisar tu temperatura- le tomó el brazo para que no huyera y le puso la mano en la frente del chico- Parece que sirvió la comida y la siesta- le sonrió.
-Gracias- se volteó para ocultar su sonrojo- Oye, ¿por qué estabas en mi cama?- se animó a preguntar.
-Ah eso- puso su mano detrás de su cabeza y rió un tanto nervioso- Estabas temblando y no encontré una cobija así que pensé que, tu entiendes- se volteó.

-¿Y si pregunta por qué me recosté a su lado?- le preguntó a su amiga en cuanto escuchó la idea de su amiga.
-Contéstale que estaba temblando y no encontraste un cobija así que pensaste que usar tu calor corporal era lo mejor y luego agregas que Kazuto te enciende tanto que podrías hacerle competencia al sol- sugirió al otro lado del teléfono.
-No voy a decir eso y tampoco voy a meterme a su cama- se sonrojó ante la idea.
-Vamos, ya que ambos son chicos no quedarás como un brutal pervertido- respondió restándole importancia.
-No voy a hacerlo- se negó.
-Si no lo haces voy a enojarme contigo- le reprendió- Hazlo, no vas a arrepentirte. Debo colgar, hasta mañana- le colgó sin más.

-Okay- respondió lentamente Kazuto- Me siento mejor-
-Te ves mejor- volvió a sonreír- Será mejor que vuelva a casa, mamá debe estar como loca- miró por la ventana- Si necesitas algo o te sientes mal, no dudes en llamarme-
-De acuerdo- frunció el seño.
-No tienes mi número ¿verdad?- preguntó poniéndose de pie.
-No realmente- también se levantó y buscó su teléfono- Registrate- le paso el teléfono al chico.
-De acuerdo- anotó su contacto y le devolvió el celular.
Ambos chicos caminaron a la puerta.
-Hasta mañana Kirigaya-kun-
-Hasta mañana-
El rubio cruzó la calle, abrió la puerta y antes de entrar se despidió del pelinegro con la mano.
La noche fue tranquila para ambos, por su salud Kazuto se fue a dormir cuando terminó sus deberes y Eugeo se acostó a pensar en su siguiente paso para enamorar a su vecino.
La mañana llegó anunciando un nuevo día escolar, la misma rutina fue hecha por todos, pero algo había cambiado de la noche a la mañana, y tenía que ver con cierto chico pelinegro.
A la hora del almuerzo, Alice obligó a su amigo a contarle su noche con Kazuto.
-¿Hiciste lo que te dije?-
-Si-
-¿Y cómo resultó?- se emocionó.
-Supongo que bien, ahora tiene mi número de teléfono- contestó orgulloso.
-Genial, eso significa que tu tienes el de él- el rubio cambió su cara de satisfacción por una extraña- Le pediste su número, ¿verdad?- se quedó callado- ¿¡ACASO ERES IDIOTA!?- todos en el salón los miraron.
-No grites- le dio un golpe en la frente.
-Auch- llevo sus manos a la zona golpeada- ¿Cómo se te ocurre que vas a mandarle mensajes si no tienes su número? No me digas que esperas que el te llame primero-
-Era parte del plan- dijo un poco convencido.
-No te creo para nada- le señaló- Más te vale no estarme engañando-
-Para nada- pensó en algo- Me llamará, se que lo hará-
-Supongo, ahora terminemos de comer-
Las clases terminaron y todos fueron a casa, en la salida Eugeo visualizo a Kazuto caminando delante de él, no supo si debía alcanzarlo o dejarlo ir solo, optó por la primera opción.
-Kirigaya-kun- dijo al momento de alcanzarlo y tocar su hombro.
-Buen trabajo- dijo deteniéndose un poco.
-Igualmente, ¿caminamos juntos?-
-De acuerdo-
Andaban en silencio, sin embargo ninguno de los dos se sentía incómodo, o eso le gustaba pensar a Eugeo.
Por otro lado Kazuto se sentía intranquilo, con la necesidad de decir algo sobre el día anterior. De pronto le pareció recordar que nunca había agradecido las acciones de su vecino.
-Gracias por lo de ayer- mencionó sin mirarlo.
-No tienes porque agradecer, lo hice gustoso- le contestó con alegría.
-Pero cuando te ayude a estudiar tu me regalaste comida, así que quiero hacer lo mismo por ti- lo miró con un ligero sonrojo.
-No es necesario, en serio- subió las manos.
-Ya se, porque no vienes a mi casa más tarde y jugamos un poco- sugirió con alegría.
-De acuerdo- Se encogió de hombros y cruzó la calle hacía su casa- Te veo en un rato-
-Muy bien-
Ambos entraron con velocidad a sus casas, Kazuto subió para limpiar un poco su cuarto y cambiarse de ropa.
Eugeo también se cambió y tomó el teléfono para llamar a su mejor amiga.
-Eugeo estoy algo ocupada en el club- contestó medio susurrando- Todos creen que la diosa Stacia esta a punto de llegar-
-No digas cosas que no entiendo- le reprendió- Verás Kirigaya-kun me invitó a su casa un rato, así que necesito un consejo-
-Permíteme unos minutos- colgó de la nada.
El rubio se desconcertó y bajo para prepararse un bocadillo antes de partir, el sonido de la puerta se hizo presente por su estancia, se levantó de la mesa y atendió.
Lo que vio fue a una Alice sudada y que apenas podía respirar y estar de pie.
-Alice- la rubia levantó un dedo en señal de que le diera un minuto para recuperarse. Entraron y le dio agua -¿Qué haces aquí?-
-Cuéntame con detalles- puso su barbilla en sus manos. Eugeo tuvo que contarle todo para ponerla en contexto- Pensé que sería algo más interesante- se enderezó.
-No te hubiera llamado si supiera que hacer- se quejó.
-Pensé que tenías todo resultó cuando dijiste que ibas a enamorarlo- se defendió
-Siendo honesto no pensé que lograría entrar en su radar tan pronto- suspiró.
-No seas idiota, eres atractivo, buena persona, desinteresado, eso le gusta a todos, es obvio que tienes a más de una persona tras de ti- le sonrió- Deberías ser más seguro-
-Pero- la chica lo golpeó en la frente.
-Solo te ayudaré a vestirte, el resto lo harás tu, solo se tu y lo conseguirás. Se que lo harás- lo ánimo y ambos subieron pata que el chico se cambiara.
Al otro lado de la calle se encontraba un pelinegro limpiando su habitación para que quedará decente. Solo por curiosidad medio abrió su cortina y vio al rubio sentado en su cama moviendo sus brazos, en su visión apareció Alice sostenido con naturalidad la ropa del chico. Cerró la cortina, se sentía extraño, entendía que la rubia era la mejor amiga de su vecino pero ¿eso le daba derecho a hacer lo que hacía? Y lo más importante ¿por qué le preocupaba eso? Se recostó en su cama, lo único que podía hacer era esperar que el chico cruzará la calle y pasarán una tarde agradable jugando videojuegos.
Trataría de ignorar la ventana hasta entonces. O eso fue lo que él pensaba, se dispuso a observar todo lo que ocurría, esta vez vio a su vecino modelando la ropa de antes, luego ambos rubios salieron del cuarto.
Kazuto se relajó un poco y siguió viendo.
Alice salió de la casa junto a Eugeo, él cruzaba la calle y ella se despedía con la mano de su amigo. De pronto lo perdió de vista y tocaron el timbre. Se asustó aunque había visto todo y bajo con total naturalidad las escaleras. Abrió la puerta y por accidente miró todo su cuerpo; la ropa que eligió se amoldaba perfectamente.
-Hola Kirigaya-kun- saludó sonriendo.
-Hola, adelante- se movió para dejar entrar al contrario.
-Disculpe la intromisión- se quitó los zapatos dejándolos en la entrada.
-No importa, estoy solo hasta que llegue mi hermana- lo guió por la escalera y entraron al cuarto.
Ambos se dispusieron a pasar una cómoda tarde.

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Los quiero.

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