Sakura, la Hiel-Rosa

Prólogo

     Sakura lloraba, sus lágrimas eran gruesas y copiosas, trataba de mirar a su maestra en la oscuridad que las envolvía y con la poca luz se generaba a través de su ninjutsu-médico, se sentía culpable, Tsunade yacía casi a punto de morir en una cueva fría y sombría después de que escaparan de la guarida de Orochimaru, quien simplemente utilizó a su maestra y tenía planeado hacerlo con ella también.

     Su desesperación era palpable, solo era una niña de 13 años, tratando de aplicar un ninjutsu médico sin lograr buenos resultados, casi estaba a punto de quedarse sin chakra, su reserva se agotaba y maestra no parecía mejorar.

     —¡No me dejes! —le pidió—. Por favor, tienes que levantarte —suplicaba sin dejar de administrarle chakra. Perdóname, nunca debí confiar en Kabuto y decirle que yo era una Haruno, por mi culpa te ha pasado esto.

     —Sakura, no tengo nada que perdonarte —susurró Tsunade— Tienes que ser fuerte, yo... tendré que partir pronto.

     —Pero yo puedo ayudarte, todo esto es mi culpa —dijo tratando de aplicar el ninjutsu médico que ella le había enseñado.

     —No, no, eso ya no es posible. —Su respiración se dificultaba cada vez más— Yo ya no puedo seguir, tienes que escapar —ordenó Tsunade—. Corre, escóndete, si él te encuentra te ocupará como una arma, recuerda que aún tienes una misión que es más importante que mi vida.

     —No, por favor, tú eres como mi mamá, no puedes dejarme sola, no de nuevo —imploró apretando su mano, mientras sus lágrimas escurrían sin dejar de parar—. Tienes que resistir, yo puedo curarte y las dos podremos completar tu misión, encontrarlo y entregarle tu collar, yo te quiero mucho.

     —Eso es imposible, yo te quiero más -dijo con una débil sonrisa—. Por eso tienes que ser fuerte y valiente, huye antes de que él nos encuentre y...

     —Demasiado tarde —aclaró una voz.

     Eran Orochimaru junto con Manda y algunos de sus hombres, quienes las habían encontrado y las tenían rodeadas, no había forma de escape, no había ayuda, no había esperanza.

     Sakura seguía llorando cuando se levantó temblando tratando de proteger a su maestra.

     —No regresaremos. —Trató de sonar firme, pero aún era frágil, su miedo podía leerse en sus ojos y en las lágrimas que no dejaba de verter. —¿Qué no ves que ella está muriendo? —gritó—. ¡Lárgate!

     La risa burlona de Orochimaru hizo eco en la cueva. —Eso qué más da, tráiganla y maten a Tsunade —ordenó fríamente.

     Sakura solo abrió los ojos y gritó liberando una especie de veneno mezclado con su chakra, eliminando por completo a sus enemigos y dañando los brazos de Orochimaru, después de esto la pelirrosa se desmayó.

     Orochimaru gritaba de dolor y a la vez festejaba, por fin la mocosa había revelado el poder que en ella rescindía, y que le podría ayudar a la victoria contra Konoha, claro, sí lograba entender y controlar su poder, puesto que nadie había podido controlar ese poder destructivo que aumentaba con el control de chakra.

     Sabía que existía un clan que podía generar tal cantidad de veneno que al activarlo podría eliminar a todos sus enemigos kilómetros a la redonda con solo mezclarlo con cualquier elemento y dirigirlo a través del chakra.

     —Así que, tú, mi pequeña niña, no le mentiste a Kabuto, tú sí eres una Haruno —dijo al mirar el pequeño cuerpo que yacía desmayado.

     Su burla fue mayor cuando vio que dentro de la devastación, Tsunade también había muerto, si no hubiera sido porque la mocosa estaba débil y su serpiente, Manda, él también estaría sin vida, así que tendría que buscar otra invocación y claro, más aliados, pero primero tendría que curar sus brazos, los cuales estaban totalmente inservibles.

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Fin del prólogo / 22122019

     Pensé mucho antes de iniciar esta nueva historia, ya debo muchas (las cuales no abandonaré), solo que la tentación fue imposible de vencer, ojalá les guste.

Solo les pido que me digan qué les pareció.

Gracias por regalarme un poco de su tiempo al leer.

¡Saludos!

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