𝟬𝟬𝟭 portkey

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CAPÍTULO UNO: PORTKEY

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CAPÍTULO UNO: PORTKEY.

    Edelyn Aurélia Black se levantó de repente, el sonido de su nombre arrebatándola de su pacífico ensueño

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    Edelyn Aurélia Black se levantó de repente, el sonido de su nombre arrebatándola de su pacífico ensueño. Al abrir sus ojos, fue recibida por un par brillante de ojos grises —. ¡Vamos, Lynnie! ¡Levántate! ¡Levántate!—, la urgió un chico de dieciséis años, sus manos tomándola por los hombros y agitándola.

      Edelyn se frotó su rostro, su mente danzando entre sus sueños y la realidad. Entonces, con un sorpresivo jadeo, una brillante sonrisa cruzó su rostro y se levantó de un salto —. ¡ES HOY! ¡HOY! ¡POR LA BARBA DE MERLÍN, ES HOY!—, chilló y salió de la cama, sus brazos envolviendo al chico. Él gritó y tropezó hacia atrás, llevando a ambos al suelo sonoramente.

      —Oops—, rió Edelyn, y volvió a colocarse de pie —. Perdón, Ced—, alejó sus rulos azabaches de su rostro, revelando sus ojos azules que brillaban gentilmente bajo la cálida luz que iluminaba su cuarto.

      Cedric Diggory rió y despeinó su cabello —. Está bien, Lynnie. Vamos entonces, vístete. Papá nos está esperando abajo. Dijo que nos vamos en cinco minutos.

      Cuando Cedric cerró la puerta al salir, Edelyn saltó de arriba a abajo con júbilo antes de correr hasta su armario. Overalls azules, una remera blanca y el viejo cárdigan marrón de Cedric que ella amaba usar. La esencia familiar de sándalo impregnado en la tela inundó su nariz. Sonrió y amarró su cabello que le llegaba a los hombros en una coleta, cepilló sus dientes y tomó su mochila — había estado preparada desde el día en que Amos Diggory llegó con las entradas.

      —Buenos días, querida—, saludó la señora Diggory mientras Edelyn bajaba el último escalón de la escalera.

      —Buenos días, Julie—, saludó Edelyn felizmente, dándole un beso en la mejilla antes de dirigirse a la puerta delantera y colocarse sus zapatillas. Al ver la taza que sostenía Cedric, intentó quitársela, pero Cedric fue más rápido que ella y la alejó de su agarre.

      —Por favooor—, rogó ella, haciendo un puchero y enviándole sus mejores ojos de cachorro.

      —Eres demasiado joven, Lyn—, intervino el señor Diggory, mirando el reloj de su muñeca.

EDELYN: hpWhere stories live. Discover now