HARRY POTTER.| Edelyn Aurélia Black aprendió a una edad joven que los héroes no siempre son los que ganan. Sino que son los que pelean. Por lo tanto, Edelyn pelea, hasta que el verde que yace inactivo detrás de sus ojos azules se alza.
❛ ¿Segur...
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CAPÍTULO QUINCE: MARIONETA ROTA.
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Flotaba como si fuera una marioneta, sus pies apenas rozando el suelo, y su rostro llevando una expresión de confusión. Sus brillantes ojos verdes se cristalizaban mientras la voz de Voldemort hablaba en su cabeza, convenciéndola para que levite las copas, los retratos y cualquier pertenencia de los Malfoys que se encontraba en la habitación. Y, una vez que todo se movió en los aires, ella aceptó perfectamente cada una de sus órdenes.
Voldemort rió con felicidad—. Creo que terminamos de jugar, ¿no, Bella? —sus ojos escarlatas observaron la magia salir de los dedos de Edelyn con una suave luz dorada. Voldemort echó la cabeza hacia atrás, inhalando profundamente por la nariz como si pudiera sentir el poder que contenía por su ancestros franceses—. Trae un prisionero.
Bellatrix asintió emocionada y regresó un par de minutos después con una figura sostenida entre sus brazos—. Esta es... descartable, mi Señor —sonrió hambriente y arrojó la figura al suelo. Aterrizó con un pequeño sonido sordo y, cuando sus ojos se alzaron para encontrarse con los de Edelyn, un jadeo escapó de sus labios.
—¿Ly-Lyn?
El nombre flotó suavemente hasta los oídos de Edelyn y, por un segundo, su expresión tembló. La voz era tan gentil, tan calma, tan tan familiar. Pero entonces otra voz resonó en su cabeza con un siseo brusco, y Edelyn vio en lugar de sentir a su brazo levantarse y apuntar a la figura a sus pies. Escuchó en lugar de pensar la siguiente palabra que cruzó su mente: Crucio.
El grito que entonces siguió rasgó el interior de Edelyn como si hubieran uñas arrancando su piel. Quería parar. Por favor, por favor, por favor detente. Pero no podía. Se sentía una prisionera en su propio cuerpo. Sus huesos estaban atados a un hielo, y estaba siendo controlada por alguien más. Alguien que no era ella. Alguien que estaba observando con alegria el grito agonizante que soltaba la figura en el suelo.
—Lyn- por favor- detente.
La figura ahora jadeada, desesperadamente rogando para que el hechizo sea levantado, y Edelyn sintió las lágrimas brotar de sus ojos. Quería explicarles que no podía parar. No podía porque no podía controlarse, ya no. Y mientras los gritos seguían atormentando sus oídos, Edelyn fue llevada a una noche un año atrás. Una noche en donde Bellatrix estaba gritando, era Bellatrix a quien ella quería torturar y matar. Y entonces, el fantasma de las palabras de Harry volvieron.
