"Hey"

3.4K 249 32
                                    

-Los eh dejado unos minutos y ella a escapado- dice Irene decepcionada a Sebastian que miraba por donde habías salido.

-La señorita _____ no es buena expresándose con las personas, cierto?- responde Sebastian colocando las gasas en la bandeja.

-Parece que va a tener que aprender a  hacerlo- Irene señala el ventanal por donde te observan hablar con uno de los gitanos, Sebastian mira con detenimiento.

-Realmente es terrible interactuando con otras personas- Sebastian niega con la cabeza fingiendo decepción

-Oh, mira, más personas- señala la joven.

Sebastian se recarga en la barra de piedra al notar al joven gitano que interrumpe tu conversación con Malic, frunce el seño en cuanto sonríes al joven de piel canela. La roca solida se rompe entre sus manos provocando un fuerte sonido.

Irene se lleva las manos a la boca, Sebastian aún mirandote ni se inmuta.

-Esta bien!- grita Irene en la puerta de la cocina para acallar las dudas de quienes habían escuchado la roca rompiéndose.- Como es que hiciste eso?

Sebastian voltea serio, su boca formando una linea hace estremecer a tu amiga.

-Lo lamento mucho, lo repararé enseguida-Dice al fin Sebastian.

-No me molesta que lo repares, me molesta el como lo haz roto...

Sebastian mira en dirección a la puerta, Irene corre al notar que eras tú.

-Bueno, la eh mandado a dormir- suspira Irene al regresar a la cocina donde Sebastian repara la pared rota.

-Subiré a revisar si no necesita algo- le corta Sebastian acomodándose las mangas.

Miras la habitación, todo el  alboroto en la hacienda podía escucharse por la ventana. Definitivamente no podrías regresar a dormir tan fácilmente como te lo había ordenado Irene, "ordenado?" piensas mientras te levantas para ir al balcón, a decir verdad tú eras quien debería dar las ordenes en ese lugar pero nunca habías servido para eso, desde que eran niñas siempre hacías lo que ella decía.

Cambias tu vestido dañado y sucio por uno gris de manta con bordados en negro y encaje, todo tan lentamente como puedes ya que los arañazos aún dolían por el contacto de la tela.

-Pasa-respondes al sonido de la puerta.

Sebastian entra y te interroga con la mirada sobre por que no estas en cama.

-Necesita que le traiga algo?- dice al fin recobrando su papel se sirviente.

-No, en un minuto bajaré de nuevo- te estiras para alcanzar tus botas pero el dolor intenso en el hombro y las costillas te hace encogerte de inmediato.

-Parece que olvida que a caído de un caballo- Sebastian se acerca y aleja el calzado con una mano- debería estar en cama.

-Estoy bien-  le respondes sentandote en la cama para ahogar el dolor- sólo son unos cuantos golpes.

-Me parece increíble que pueda caminar- él parece realmente frustrado- será obstinación o puro masoquismo?

-No está tan mal- aunque en verdad no podías moverte sin agonizar un poco.

Él te mira fijamente mientras intentas evitar los ojos carmín mirando en otra dirección, escuchas como suspira rindiendose ante tu obstinación.

-Entonces permitame ayudarle- él se arrodilla frente a ti ofreciéndote colocar tus botas.

Te sentiste orgullosa por ganar la discusión, esta vez no lograría enredarte con palabras.

Te arrepientes al segundo que el calzado toca tu piel herida, puedes ver la satisfacción en el rostro del mayordomo al atar las cintas.

"LA VENGANZA DE LAS ROSAS" Sebastian Michaelis y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora