"LA VENGANZA DE LAS ROSAS" Sebastian Michaelis y tú.

Adiós

-Detenlo!- ruega la rubia con desesperación mientras es sostenida por el demonio por el cuello- ordenale que paré!
-Tú me lo quitaste- respondes intentando no sonreír- ya no puedo hacer eso, ahora es su decisión y bueno, le molestaste demasiado.

El sonido de su cuerpo estrellándose contra el piso te hace agradecer a todos los cielos la falta de visibilidad, querer hacerle sufrir era distintos a querer ver a Sebastian torturándola.

-Algo creado por un sentimiento humano tan bajo, jamás podría compararse- escuchas la burla de Sebastian- jamás llegarías a ser uno de nosotros.

Giras en tu sitio cuando el sonido de un cristal rompe el silencio, el remolino de plumas se aleja dejándote ver con claridad como subía rápidamente por una de las paredes persiguiendo la figura de Myra que intentaba escapar dejando un rastro rojo tras de si.

-____!- te llama Gideon antes de correr a abrazarte con fuerza- eso es...
-Lo es- respondes sin apartar la mirada de lo que sea que se escondiera tras la cortina de plumas- él estaba conmigo todo el tiempo, incluso sin un contrato que lo atara- Gideon te mira desconcertado- ella cometió el error de pensar que él me dejaría si yo me apartaba de su alcance, pero eso sólo lo molesto aún más.

-Creo que hay mucho que no sé.

-Tienes mucha razón- dices a Gideon que parecía perdido- no sabes toda la historia- una sonrisa se dibuja en tu rostro sin poder evitarlo- por que entre él y yo existe más de lo que cualquiera o incluso yo pudiera saber, es nuestra historia y de nadie más.

El grito de la mujer al ser alcanzada te nuevo te hiela la sangre haciéndote retroceder por instinto chocando contra Gideon.
Ahora en el tejado Sebastian se detenía y esperaba que intentara huir para atacarle, parecía un gato jugando con un ratón moribundo.

-Bastardo- sisea Myra retrocediendo- aunque me asesines ahora ya no tienes a la chica, te gané.

-Eso es algo en lo que pensaré después- Sebastian sonríe mostrando los afilados dientes de su verdadera forma- por ahora solo te aré pagar por interferir en mis planes, parásito.

-Mira en lo que te a convertido- suelta la rubia con desprecio- eres su mascota incluso sabiendo que ella quiere a otro, un poder como el tuyo no debe desperdiciarse en una niña caprichosa.

-Caprichosa?- La cortina de plumas cae con rapidez dejando a la vista al amable y sonriente mayordomo- tiene tantos defectos y sólo la llamas caprichosa?

Myra retrocede otro poco saltando hacia el otro lado del edificio.

-Pensé que estábamos conversando-suspira Sebastian fingiendo decepción.

La rubia se lanza contra Sebastian atacando por la espalda, logrando desgarrar su ropa y la piel de su espalda con sus afiladas uñas.

Sebastian se queda quieto recibiendo el ataque sin inmutarse, Myra aprovecha su oportunidad atacando de nuevo para atravesar su corazón desde la espalda.
Su mano atraviesa el tórax de manera rápida y limpia, Myra sonríe satisfecha al sentirse vencedora.
De nuevo su rostro palidece cuando nota el saco caer quedando colgado en su mano. La mujer aprieta los dientes con fuerza al escuchar la risa del demonio tras ella.
-Ya no tengo dueño- ríe Sebastian al tomarla del cuello- no tengo ataduras.