Deseo

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-Sebastian- Le llamas sin apartar la vista de la chimenea apagada- dirige al invitado a su habitación, dile a la muchacha que cuide de él, los heridos deben permanecer quietos.
-_________ por favor...- ruega Gideon ante tu negativa a mirarlo.
-Entendido- responde Sebastian con una ligera reverencia, después de todo el continuaba siendo un simple mayordomo.
Después de unas cuantas protestas por parte de Gideon puedes estar segura de que salieron de la sala.
Te levantas del sillón rojo sintiendo la frustración en el ambiente, miras el respaldo de madera tallada a mano, una enredadera que terminaban en una rosa justo en el centro, después de todo ese era el asiento del líder de la familia cuando aún ostentaba un título, colocando la punta de los dedos sobre el terciopelo rojo un pequeño impulso es suficiente para que cayera al piso escandalosamente.
La tentadora idea de hacerlo con cada mueble en la sala desaparece cuando te encuentras con la mirada de Sebastian que te observa desde la entrada de la sala.
-Ups- sale de tu boca con algo de cinismo antes de acercarte para salir de la sala.
Caminas por el largo pasillo que dirigía hacia tu oficina, él te seguía de cerca como siempre, pero parecía estar a miles a de kilómetros de ahí.
-Debería interpretar eso como una rabieta?- pregunta Sebastian al llegar al despacho- o acaso desea cambiar la decoración?
-Dejalo donde esta- respondes al tomar unas cuantas hojas del escritorio sin prestarle atención- ahora, podrías traer café?
Casi puedes escucharlo cuestionar tu bebida, pero asiente obedientemente saliendo en su búsqueda.
Al poco tiempo Ann toca la puerta llevando aquel lindo carrito con tu pedido, algo en eso te molestaba.
-Desea azúcar?- pregunta la chica interrogandote con sus grades ojos avellana.
-No recibí correspondencia hoy- respondes al indicar 2 con la mano- estoy esperando algo importante, pide a Sebastian que revise, si es necesario que valla a la oficina en Londres.
Ann sirve la taza de café con cuidado, estaba seria como nunca antes. Así se parecía más a la chica del cartel.
-En serio se casará con el joven que trajo?

Escupes el líquido sintiendo que se te cerraba la garganta ante la pregunta, Annie intenta ayudarte golpeando ligeramente tu espalda mientras comenzabas a ahogarte.
-Ah! Ese...- detienes la mala palabra dirigida a Gideon antes alejarla indicándole que estabas bien- ese chico... Solo habla de almas gemelas y... bueno, aún no entiendo nada de esto así que esto es complicado.
- Pero, quien me lo dijo fue el señor Sebastian... - miras a Annie con pánico a sus palabras- dijo que debía servirle al joven Gideon ya que ustedes... Bueno...
-Esto es el colmo- te quejas regresando la vista a tus documentos mientras la cabeza comenzaba a dolerte- esos dos me matarán.
-Es tan afortunada y aún así se ve terriblemente desdichada- suelta Ann con ligera lástima.
Sueltas un respiro arrojando las hojas al escritorio recargandote en el respaldo del sillón.
-Tú también lo estarías si tu único deseo estuviera tan lejos de cumplirse- suspiras sin fuerza- llevate a Sebastian a Londres, necesito... Ah ni siquiera se que haré, solo alejalo de mi unas cuantas horas.
-Entendido- Annie sale empujando su lindo carrito- ammm... Señorita?- miras delante tuya a la chica que había regresado- tal vez no le interese mi opinión, pero cuando estuve viajando conocí a una chica indu que me dijo que un alma gemela, es una persona que tiene en su esencia algo similar a tu propia alma, pero que no solo tenemos un alma gemela- Annie parecía tener esperanza en sus palabras- dijo que cuando encontramos a una de esas almas sentimos de inmediato una atracción y confundimos ese deseo con un gran sentimiento de amor... Pero no es más que deseo por estar completos.
-Entonces...- te enderezas en el sofá prestando más atención a sus palabras- como sabes cuál es la correcta?
-Ella dijo que aquella persona que hacia latir tu corazón rápidamente y aceleraba tu respiración era un error, solo quien lleva paz a su mundo es quien merecería su corazón- Annie baja la vista sin dejar de sonreír- pero yo no creó que eso último sea verdad, ya que si no sientes nada al estar con la persona que quieres, no tendría sentido. ¿No lo creé?

Ann sale de la oficina con singular alegría en el rostro, esa chica era mucho más increíble de lo que podías imaginar.

~•~

"LA VENGANZA DE LAS ROSAS" Sebastian Michaelis y tú.Where stories live. Discover now