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Yuuri acababa de salir de su baño y el timbre de la puerta sonó, no era buena idea ir a abrirla con su celo en medio del apogeo, aún así podría ser algo importante

Con su mano derecha acomodo su cabello y con la otra abrió la puerta, el maravilloso aroma de Víctor llegó a sus fosas nasales, con fuerza trató de cerrar la puerta, pero era imposible, Víctor ya estaba dentro

—Yuuri, no huyas. —gruñó el alfa sujetando las muñecas del omega que intentaba huir. —detente, no forcejees, te harás daño.

—Entonces déjame, suéltame. —grito Yuuri, no quería verlo ahora, no traía su peluca y el alfa vería quien en realidad era.

Los dos forcejearon, en cuanto a cómo acabaron, simplemente, uno encima del otro. Los grandes ojos cafés de Yuuri contenían lágrimas, Víctor lo miraba sorprendido.

—No, no se supone que terminará así, no me mires, no me toques, vete de mi vida. ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para olvidarte? Eres un maldito bastardo.

Víctor no estaba nada complacido de escuchar insultos de la boca de Yuuri, pero el chico estaba tan enojado como para no parar de maldecirlo en mucho tiempo, ya harto Víctor solo tapó la boca de Yuuri.

—Solo callate y escuchame, voy a pasar por el hecho que me estuviste maldiciendo todo este tiempo, también el hecho de que nunca me dejas explicarte las cosas bien sin antes interrumpir, pero no voy a pasar por alto el hecho de que hayas ocultado tu identidad, Yuuri.

El chico tembló sin parar, por las palabras del hombre, no sabía si era el miedo de haber sido descubierto o el hecho de que estaba furioso por esto.

—No tienes el derecho de molestarte por nada, tu Alfa de cuarta. Solo por el hecho de no reconocer a tu maldito omega ya es una vergüenza. — escupió Yuuri en la cara de Víctor, este Alfa para él no tenía ningún derecho de reclamar nada.

Todo el maldito calor que sentía se había ido, estaba tan enojado que no podía pensar en el celo, pateó al hombre en el estómago para sacarlo de encima.

—Eres tan ridículo que no se como alguna vez pude pensar en ti como un macho Alfa, me rio de mi propia estupidez. — Yuuri se levantó y caminó a su habitación, unos segundos después salió con unos papeles y una maleta. -- Odio tanto el hecho de estar cerca de ti.

—¿Y? No puedes hacer nada, eres un omega, mucho mejor eres Mi omega, no puedes huir del destino.

—O claro que no puedo huir del destino, pero puedo patear tu asqueroso trasero fuera de mi vida.—los papeles que estuvieron en la mano de Yuuri pasaron a ser papilla en el suelo y la maleta fue lanzada a la cara de Víctor. —Desde hoy estoy anulando el contrato.




Me cansó la espera[Victuuri]  Where stories live. Discover now