eighteen

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Delfina

—¿Me piensas contar de qué lo conoces?— preguntó mi amiga cruzándose de brazos.

—Íbamos a la misma escuela— mentí.

—Y, ¿nunca me contaste?— se hizo la dolida.

—Es una larga historia boluda, cuando me sienta preparada te contaré todo— ella asintió.

—Cuando te escriba Wos tendrás su número— soltó emocionada —¿me lo pasas?— subió las cejas varias veces y yo negué con la cabeza.

—Es su privacidad beba— dije y esta asintió cabizbaja.

—¿Se van a juntar?— preguntó sentándose en un banco.

—Supongo— me hundí de hombros.

Miles de recuerdos empezaron a llegar a mi cabeza, todos buenos con Valentín. Salvo cuando se enojó conmigo.

—Bueno, ¿te llevo a casa?— pregunté parándome.

—Vamos— sonrió.

Después de llevar a Pau a casa fui a la mía a comer. Eran las cuatro y me cagaba de hambre.

—¿Dónde te metiste pendeja?— preguntó mi vieja enojada cuando llegué a casa.

—Ya te dije, con Pau fuimos a comer— mentí, si le decía que fuimos a correrle a un raperito y encima era Valentín me mataba.

Ahora que le dije que ya comí no podía comer de vuelta hasta que a las cinco fuera a trabajar.

Valen
Hola, como andas?

Bue acá estamos
Vos?

Valen
Querés que nos juntemos?
Tipo en media hora

Bueno
Dónde?

Valen
Paso por vos?

Ah bueno
Vos querés que mi mamá me mate

Valen
Bueno, pasas vos por mi?

Dale
En 30 estoy allá

Valen
Dale

Leí el mensaje y bloqueé el celular.

Creo que nunca estuve tan nerviosa culea. Me daba miedo que pueda llegar a pasar. Las cosas podían salir bien y tal vez no sería como antes pero todo estaría bien entre nosotros, o, podíamos enojarnos más.

Pasada la media hora me encontraba bajo del hotel donde se alojaba Valentín.

—Hola— dijo cuando entró al auto —bonito auto.

—Hola, gracias— arranqué —¿dónde vamos?— pregunté.

—No sé, es la primera vez que vengo acá— se hundió de hombros.

Su aspecto cambió, estaba más alto, muy lindo, se tiñó su pelito lindo y bueno espero que de carácter no haya cambiado.

—¿Vamos a un Mc?— preguntó.

Se notaba que estaba incómodo y no era el único. Nunca estuve tan incómoda con Valentin y me dolía sentirme así.

—Bueno— contesté y puse rumbo hacia allá.

—Y, ¿cómo andás?— me miró.

—Acá estamos, tirando— hice una mueca —¿vos?

—Bien— dijo.

—¿Cómo están los pibes?— hablé después de unos minutos de silencio.

—Y, la ds3 bien, te extrañan— me miró de vuelta —y los del colegio también, todavía conservo amistad con algunos— añadió.

—¿Está Mateo en España también?— ya sabía la respuesta pero quería que él me confirme.

—Sí, ganó la nacional de allá y acá estamos— yo sonreí.

—Éxitos para los dos— dije y mi acompañante sonrió.


•••

distante; wosWhere stories live. Discover now