Desahogos de madrugada.

Depresión.

Cuando has vivido toda tu existencia de la misma manera, entiendes que no hay nada que hacer para cambiarlo, porque lo has intentado todo, pero simplemente no hay una solución. A veces te preguntas por qué, ¿Qué hiciste para que te tocara a ti esta amarga condena? ¿Acaso cumples penitencias de otra vida? La vida... la vida puede ser tan injusta.

Hablo desde la depresión, porque nunca conocí nada más, la felicidad siempre ha sido momentánea para mí, no existe algo más allá de mis lágrimas, aquellas que me hunden cada vez más. Me ahogo. Me inundo.

Mi piel y mis poros son la arena, mientras que mi tristeza y mi sentir son un tsunami que se desborda en la costa de este mar profundo que no parece tener final. Ojalá pudiera saber lo que sienten aquellos que brillan más fuerte que sol, aquellos que aparentan ser tan completos y vivir tan bien, me pregunto siempre si será real, si no es solo una máscara, tal como las que suelo usar, y entonces entristezco más, porque odio saber cuando alguien pasa por lo mismo, cuánto daría por hacerles sentir que todo estará bien en algún momento, que no podemos vivir así para siempre... ¿O sí?

Pareciera que nacimos rotos, nos falta un ala, no podremos volar nunca como los demás lo hacen, tenemos que aprender a caminar y aceptar que nuestro destino está atado a este horrible mundo... que nunca podremos escapar.