Desahogos de madrugada.

Pheebs.

"Mamá"... poco a poco la palabra comenzaba a perder significado. ¿Qué clase de madre puede ser así con sus hijos? ¿Qué de malo había en ella para que hasta su progenitora la abandonara? Las lágrimas ya ni siquiera salían, había llorado hasta secarse, como una flor marchita.

La extrañaba, en verdad la extrañaba, y le resultaba aún más doloroso el notar que con los años, su bello rostro comenzaba a desaparecer de su memoria, su voz, sus gestos, su risa, sus gritos, todo, simplemente se convertían en polvo, y eso la asustaba, no quería olvidarla.

Habían estado siempre juntas, y Phoebe sentía que había aguantado mucho a su lado, incluso si no era una madre ejemplar, había tratado de hacerla sentir mejor cada vez que la veía mal, pero nada de eso sirvió siquiera un poco.

Su madre se convirtió en la persona que le robó la felicidad, la niñez, la adolescencia, la vida... La arruinó por completo. Y aún así... la amaba, y esperaba ansiosa encontrarse un día con ella para poder pedirle perdón por no ser suficiente.

Podría decirse que estaba tan mal, que incluso la veía en otras personas, pero no, no estaba del todo mal, lo iba superando, ella solo... la quería de vuelta.