Conspiración

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No sabía en quién confiar, así que decidí buscar una persona intermedia. Alguien que eligiera no tomar bandos, voluntariamente. Mi primera opción no era el cura borracho de la ceremonia, pero ese fue el primero con el que di. El resto de gente en el monasterio apenas sabían la historia más allá de lo que había contado el sheriff, así que en realidad este cura bebedor resultaba una buena opción. Además era mi tocayo, se llamaba igual que yo, Juan.

Le conté lo que sucedió con Marion y por supuesto que me echó la culpa, pero en parte entendió que no podía hacer mucho más, yo no hacía las leyes. En cuanto a Locksley, el cura estaba convencido de que era inocente. Tras mucho debatir sobre esto, al final ambos concluimos en que no tenía sentido que el conde ardiera la fiesta. Podría haberse fugado con ella sin necesidad del incendio. Pero, ¿quién más tenía motivos para estropearla y culpar al conde? Juan me miraba sospechosamente, pero el hecho de que estaba aquí tratando de solucionarlo debió de convencerle suficiente como para buscar otros posible agresores, al menos de momento. Aunque no sabía a que venía tanta sospecha, Locksley no me gustaba pero ya había dejado de intentar eliminarlo, hacía ya un tiempo. Uno a uno fuimos enumerando a todos los nobles a los que Locksley había molestado, y aunque yo sabía de muchos de los nombres que surgieron, algunos me sorprendieron. El conde tenía casi tantos enemigos como yo. Y eso era algo.

Pero ninguno acababa de encajar con el motivo y con el fuego. La mayoría ni siquiera estaban invitados, aunque es posible que se colaran. De repente me acordé de la conversación que había tenido no mucho antes del incidente con el sheriff. Le había pedido que detuviera los ataques contra Locksley, y él me había hablado del trono. Luego quería hacer barbacoa en la fiesta. Omitiendo la parte de los intentos de asesinato, le hablé al cura sobre eso. ¿Es posible que estuviera relacionado?

Juan dijo que un hombre devoto y estúpido como el sheriff podía hacer muchas cosas pensando en el bien de otro. Cosas malas, como hacerme parecer un héroe mientras se deshace de la competencia provocando un fuego y arruinando una ceremonia. Algunas cosas encajaban ahora, que no hubiera pruebas, que ellos pelearan mientras ardía todo, que no se encontrara al conde durante dos días hasta que apareció y quién lo encontró: el sheriff. Pero, yo ya había ganado, iba a casarme con Marion. No pudo haberlo hecho por mi, por estúpido que fuera. El sheriff debía tener algo muy personal contra Locksley. A pesar de todo, no tenía buena pinta. Y ahora estaba a cargo de cuidar a mi amada. Estaba en peligro.

Quise correr y sacarla de allí de inmediato, pero Juan me recordó que no podía técnicamente desautorizar al sheriff así porque sí, además que ella no querría ir a ninguna parte conmigo, yo la metí en ese calabozo. Y tenía toda la razón, aunque me dolía en el alma pensar eso. Poco a poco urdimos un plan para sacarla de allí.

Era simple. Yo distraía al sheriff con cualquier historia, lo sacaba del edificio para un paseo y Juan sacaba a Marion de allí. Me dijo que tenía un amigo muy bueno abriendo cerraduras, así que lo dejé hacer. Él me informaría cuando la dama estuviera segura.

En cuanto al sheriff, teníamos que buscar pruebas. En eso Juan no se quería meter, diciendo que de todos modos toda la guardia era bastante mala. Daba que pensar que un cura dijera eso, pero me prometí arreglar el lío que había hecho. Yo había puesto a mi amigo al mando, y yo sería el que lo quitara también. Aunque no sabía cómo, alguna forma habría de incriminarlo sin incriminarme a mi mismo. Lo que me faltaba era que el pueblo me llamara Juan sin Tierra el Asesino. Que bonita iba a quedar mi lápida.

Persiguiendo a Robin HoodTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang