Persiguiendo a Robin Hood

Libertad

Hubo un gran silencio en la sala cuando la historia terminó. 

-¿No te has saltado un montón de partes, amigo? Casi no salgo en esa historia y soy el protagonista. 

"No se qué te hace pensar eso. Tú sólo robaste el corazón de Marion, el resto prácticamente te cayó del cielo, y la mayor parte de la solución fue cosa mía, con ayuda del cura y Cat."

-Cat es de mi grupo, só tonto. Y Juan no es cura, sí que lleva la toga y es religioso, pero ese tiene de cura lo que yo de santo. Además, esos amigos suyos de los que hablas soy yo todo el tiempo. Yo abrí la cerradura de Marion, yo la cuide, yo repartí el dinero, todo. No te enteras de nada. 

"¿Tú? No creo nada de lo que dices. Si hubieras puesto un solo pie en la ciudad te habrían encerrado de nuevo. Sólo huías, y aunque fuera verdad lo que dices, yo soy la mente maestra de todo. Sigues mis órdenes, y por lo tanto, el éxito es mío"

-Ya ya. Esto no es un concurso de meadas. Juan, hermano, ¿qué voy a hacer contigo?

"Hermano... Quiero decir, su Majestad el Rey Ricardo, lo siento, de verdad. Lo estropeé pero traté de arreglarlo, y lo siento mucho. No molestaré nunca más a nadie, no haré nada de nada. Lo prometo. "

-Nono, de eso nada. Sí que harás. Y mucho. 

"No de verdad..."

-Sí que lo harás, porque te lo ordeno yo. Ya se que no nos llevamos muy bien, pero la mayor parte de lo que has hecho ha estado bien. Confiaste en la persona equivocada, y siento decirte que tu amigo el sheriff Harold va a morir. Pero no creo que tú seas un peligro, excepto para ti mismo. Y de cuidarte se encargará la señorita Cat, estoy seguro.

"¿Cat? Apenas me soporta, no creo..."

-Lo haré.

-Decidido. Príncipe Juan, te exonero de todos los cargos. No hagas más escándalos.

"...Gracias, por todo."