CAPÍTULO DIECIOCHO

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  Cuando el menor se levantó para ir a trabajar al día siguiente, el mayor aún dormía en su cuarto. Salió tan en silencio como pudo. Esa mañana había quedado para desayunar con Musume. Sentía muchísimas ganas de contarle todo lo que estaba pasando entre ellos pero sabía que su hermano o su chico, como el mayor se refería a ellos, no quería que nadie se enterara.

  Al entrar a la cafetería su amiga ya estaba ahí sentada junto a la ventana soplando su café, distraída.

- Te veo muy guapa esta mañana.

  Musume levantó la cabeza, burlona.

- Hola, caramelito. ¿Cómo te ha ido en el trabajo?

  Resoplò mientras se sentaba frente a ella.
 
  - Demasiado tranquilo. Últimamente la gente no quiere viajar tanto con una agencia, ni programar rutas con guías.

  - Haz publicidad entre tus amigos - Chasqueó los dedos, emocionada - O mejor regálanos viajes por nuestros cumpleaños.

  - Al menos ya tengo una idea para el tuyo.

  El mayor se despertó pasadas las nueve de la mañana. Preparó un café bien cargado y encendió su portátil. Adoraba trabajar desde casa aunque no era su trabajo soñado. El dinero que ganaba no estaba mal y como se ahorraba el alquiler podía darse unos caprichos de vez en cuando. Tras unas horas frente a la pantalla sin descanso paseó por el salón para estirar las piernas, consultó el reloj: la una menos cuarto. Hiro llegaría pronto. 

  Acababa de ponerse las gafas de vista cuando se abrió de golpe la puerta que conectaba con la parte de abajo. Era un inconveniente no contar con puerta propia con llave y cerrojo.
 
  Toru se aproximó a él con paso rápido y semblante serio, pero no al que Taka estaba acostumbrado sino uno de verdadera ira.

  - Contigo quería hablar a solas - Taka se quitó las gafas de manera indiferente, sabía lo que quería - ¿Qué hablaste con Hiro? ¿Qué inventaste para que me dejara?
 
  - Nada, si te ha dejado tal vez hayas hecho algo ¿no?

  - Que casualidad. Vas a verme, le buscas y esa misma noche termina con la relación. Vamos tu hermano te adora haría cualquier cosa que le digas.
 
  - Sólo le aconsejé. Hiro está enamorado de otro chico. No iba a quedarme de brazos cruzados viendo como él no es feliz.

- Hiro me quiere. Me lo ha demostrado un millón de veces en mi casa.
 
  Taka dio un paso hacia delante, molesto. Ese comentario le había sentado como un puñetazo en el estómago. Apartó la vista tratando de controlarse, suspiró.

- Me da igual lo que hayáis hecho. Se acabó ya no estáis juntos, punto. No es culpa mía.

- No quiero perder más el tiempo. Dime qué es lo que hablásteis.
 
  - ¿Te estás oyendo? Vienes a mi casa hecho una furia para reclamar que mi hermano te ha dejado y pretendes que te cuente que fue lo que hablamos. Son cosan entre él y yo.

- ¡Sé que eres culpable!
 
- Entonces habla con él ¿has esperado a que esté solo para venir a enfrentarme? ¿Tanto miedo tienes a encontrarte con Hiro? Que yo sepa no le has llamado ni intentado ponerte en contacto con él. ¿Y si la culpa no es mía y si tuya? ¿Y si ese chico le ha buscado y le ha dicho que siente lo mismo?

  Se odiaba a sí mismo por mentirle así a su amigo, pero tampoco iba a tolerar que le gritase en su propia casa.

  - ¿Tenía que llamarle yo? - Río, irónico - ¿Debo suplicar que vuelva conmigo? Sólo quiero saber que le dijiste.

  - ¡Nada!
 
  - ¿Cómo sabes lo de ese chico? ¿Él te pidió ayuda para estar con tu hermano?

  El mayor se quedó callado contemplando a su amigo. Reconocía que había actuado mal, sabía que era cobarde no decirle que él era ese chico, que él mismo era la razón de que Hiro le hubiera dejado. Apartó la vista de Toru por la culpabilidad que sentía.
 
  - ¡Contesta!
 
  Con un grito se aproximó a él cogiéndole del cuello de la camiseta a la vez que elevaba el puño cerrado a la altura de la cara del mayor. Taka no se opuso, ni siquiera bajó la mirada. Se merecía ese golpe y esperaba que llegara.

  - ¡Habla! - Vociferó de nuevo. Taka le sostuvo la mirada antes de abrir la boca, pero otra voz llamó su atención.
 
  - ¿Qué crees qué estás haciendo?

  El menor se acercó a ellos empujando a Toru por el pecho para alejarle de su hermano. Ambos dieron un paso atrás por el impulso, Toru mientras miraba atento a Hiro y Taka observando el suelo, fastidiado por sentirse salvado por su hermano pequeño.

  - Hiro vete a tu habitación - Ordenó Taka.
 
  - Ni hablar. No os voy a dejar aquí para que solucionéis quien sabe qué a puñetazos.

  - Por favor - Cogió a su hermano por el codo para encararle hacia su habitación. Toru le detuvo.

  - Déjale, hablaremos los tres.
 
  Taka se interpuso entre ellos colocando a Hiro detrás de él quien por inercia se agarró a la parte de atrás de la camiseta de Taka.

  - Estás demasiado alterado para hablar con él, cuando te calmes.

  - Oh vamos, Taka no voy a hacerle nada.
 
  - Claro, sólo yo soy tu blanco.
 
Hiro se puso delante de Toru.

  - Lo siento, Toru. Sé que no podrás perdonarme, pero lo siento.
 
  - Yo también lo siento. Quiero aclarar las cosas creo que merezco una explicación.

  Hiro asintió. Taka le cogió de la camiseta llevándole hacia él sintiendo miedo de dejarlos solos. El menor palmeó el lateral de la pierna del mayor.
 
  - Puedo hablar con él, descuida.
 
  - Estaré en la cocina.

  Pasó enfrente de Toru lanzándole una mirada que le avisaba que estaría pendiente de ellos. Toru e Hiro se sentaron en el sofá con las rodillas rozando las del otro.

  - Yo... De verdad no sé como disculparme contigo. No quise, no quiero hacerte daño.
 
  Toru puso una mano sobre las de Hiro.
 
  - Lo sé. Dime una cosa ¿fue Taka quien te convenció para dejarme? ¿O es verdad eso de que estás con otro?
 
  - Taka no - Solo pudo decir eso - Otro. Bueno.

  - Puedes decirme la verdad - Apretó sus manos.

  - No estoy con nadie. Hay alguien de quien estoy enamorado, pero tú también me importas - Se arrepintió al segundo de decirlo.

  - Si es así puedo perdonarte. Podemos empezar otra vez.
 
- No quiero que te ilusiones, por favor.

- Déjame que nos veamos más a menudo.

  - Toru...

  - Hiro - Interrumpió Taka con fastidio.
 
  - ¿Sí?

  - Es mejor que comas debes volver al trabajo.

  El menor miró a Toru como si acabara de caer en ello, se levantó rápidamente.

  - Lo siento, no me acordaba ¿podemos dejarlo para otra ocasión? - Toru se puso en pie sonriendo.

  - Cuando quieras.

  En la cocina el mayor le pasó un tazón con fideos instantáneos. El semblante era serio al igual que sus gestos un poco bruscos.

  - ¿Pasa algo, Taki?

  - ¿En serio? ¿Me lo estás preguntando en serio? Acabas de quedar con él en mis narices.

  - Nada de eso. Simplemente no he terminado de aclarar las cosas.

  - Pero él no a propuesto nada, tú si.

  - No es lo que piensas. ¿Por qué estábais peleando así?

  El mayor clavó sus ojos en él evidenciando la respuesta.

  - Por ti - Añadió por si había alguna duda - Ha llegado pidiéndome explicaciones.

  Tan sólo había comido una pequeña porción de los fideos pero no pudo evitar levantarse para abrazarle por detrás. Taka fingió no tenerle cerca.

  - Perdóname ¿vale?
 
  - Tengo que seguir trabajando - Se deshizo de los brazos del menor.

  - ¿Vamos a dejarlo así?

   - No soy yo el que ha quedado con su ex - Espetó de espaldas, miró el tazón todavía lleno - Termina de comer.

  - Ya no tengo hambre.

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