CAPÍTULO CUATRO

103 20 3
                                    

  La chica no volvió. La tarde se convirtió en un aburrimiento para ambos con la diferencia de que compartían el salón.
  Hiro tumbado en el sofá golpeaba los brazos de éste con los pies. Taka estaba sentado en el sillón de la esquina tratando de no condenarse por los golpes que daba su hermano.
  Cuando el mayor iba a decir algo llamaron a la puerta. La chica se encontraba al otro lado.
  - Me ha abierto tu madre.
  - No he oído el timbre. Me alegra que hayas vuelto.
  - He venido a hablar con tu hermano.
 
  Taka se quedó de pie sin saber que decir. Su hermano se levantó de un salto acercándose a la entrada con una extraña sonrisa.
  - Nunca había venido a buscarme alguien a quien no conozco.
  - Me llamo Meiko ¿podemos hablar?
  - Claro. Ven a mi habitación.
  - Meiko necesito aclararte lo que te dijo.
  - No quiero oírlo.
 
  Se deslizó para pasar por un lado siguiendo a Hiro hasta su cuarto. Al entrar él le ofreció la cama para sentarse, ella agradeció con un asentimiento.
  - Sé que es raro que te haya conocido hace unas horas y de buenas a primeras venga a verte, pero quiero hablar sobre lo que dijiste ¿es verdad que trae cada día a una chica distinta?
  - No. Sólo quería molestarle. Eres la única.
  - No quiero que pienses que soy una acosadora de tu hermano, pero me gusta muchísimo. Quiero seguir con él.
  - Parece que él también contigo. Si le tratas así no conseguirás nada.
  - Lo sé. Debía asegurarme. Gracias.
 
  Los dos salieron directos al salón. El mayor los miraba con la desconfianza escrita en la cara.
  - Está bien, te daré la oportunidad de explicarte - Dijo Meiko cruzándose de brazos.
  - ¿Te ha aclarado su estúpida broma?
  - Te ha echado un cable, no le trates así.
  - Vamos - Cogió su mano para conducirla a su habitación, antes de alejarse Meiko le guiñò un ojo a Hiro de forma cómplice.
 
  Meiko se quedó de pie mirándole, esperando a que comenzará a hablar.
  - No hay ninguna otra. Es cosa de mi hermano, solo busca enfadarme. No sé por qué la tiene conmigo.
  - Deberías invitarle al viaje que tenemos planeado.
  - Ni hablar ¿que pinta con nosotros? Su, tú y yo íbamos a tener un día para nosotros.
  - Invita a la prima de Su, es la mejor amiga de tu hermano ¿no? Así seremos más y lo pasaremos mejor. Llenamos el coche y como es el mío. Quiero invitarles.
  - Llámala. No estoy de acuerdo y seguro que Su tampoco.
 
  Esperó a que terminara la conversación entre las chicas. Estaba equivocado, Su dijo que le parecía bien invitar a Hiro y a su prima.
  - Vamos, díselo. Verás como dice que sí.
  - ¿A él? Es idea tuya, no quiero saber nada.

  Meiko salió con una enorme sonrisa sentándose al lado de Hiro en el sofá.
  - Ven con nosotros a un día de relax.
  - ¿Cómo?
  - Lo que oyes. Su, Taka y yo vamos a ir a un balneario aunque sólo por unas horas. Puedes unirte con la prima de Su ¿còmo es que se llama?
  - Musume.

  Meiko chasqueò los dedos, ilusionada.
  - Eso es. Iremos los cinco. Es dentro de unos días así que podemos hacer una reserva para vosotros.
  - No quiero molestar - Dijo con la vista puesta en su hermano quien le miraba con mala cara trasmitiendo las pocas ganas que tenía de ir con él.
  - ¿Pero qué dices? Incluso Taka está emocionado con la idea - Se volvió hacia él - ¿Verdad?
  - Los dos sabéis que no.

  Meiko le lanzó una mala mirada, él se encogió de hombros como si su respuesta fuera de lo más normal.
  - Cualquier otro iría solo por fastidiar, pero no soy así aunque mi hermano se empeñe en hacerme parecer un antipático inaguantable.
  - Eso lo haces tú solito.

  Hiro se puso en pie, furioso. Meiko hizo lo mismo cuando vio que ambos se encararon sin llegar a acercarse demasiado.
  - Me tienes harto. Te ayudo con ella y así me lo pagas.
  - ¿Ayudarme? Solo deshiciste el lio que tú mismo armaste.
  - Empezaste tú con tu manía de querer humillarme solo porque me gustan los hombres.
  - ¿Te gustan los hombres? - Preguntó Meiko, sorprendida.
  - Sabes que no es por eso - La ignoró Taka - Es por lo que sé ¡Me fastidia!
  - ¿Qué culpa tengo? No lo elegí. Si pudiera hacerlo escogería todo lo contrario.
  - ¿Por lo qué aún no lo has superado? Me dijiste que si. Me engañaste.
  - ¡Si, te engañé! ¡Todavía no he podido pasar página y lo odio!

  El silencio invadió la habitación. Meiko no entendía nada, sabía que hablaban así para que ella quedara al margen, pero parecía un tema peliagudo.
  - Hablaremos de esto a solas - Habló el mayor algo más calmado.
  - No quiero hablar.
  - Yo... Os dejo solos.

  Salió sin hacer ruido. El mayor quedó en llamarla más tarde. Hiro aprovechó el momento para ir a su habitación, pero olvidó cerrar la puerta. El mayor abrió con cuidado asomando un poco la cabeza. Su hermano estaba sentado en el suelo abrazo a sus rodillas mientras su espalda se apoyaba en el lateral de su cama.
  - Hiro.
  - Lárgate - La voz sonó un poco floja debido al nudo que comenzaba a formarse en su garganta.
  - No me voy a ir - Cerró la puerta tras de sí aproximándose al menor - Después de todo soy tu hermano y no me gusta verte así. Solo quiero que sepas que no te odio, pero no puedo asimilar que sientas eso por mí. No trato de humillarte. Te gustan los hombres, está bien no es nada malo, pero yo... - Se detuvo frente a él, arrodillándose - Quiero que me veas como tu hermano no como un hombre del que te has enamorado. Me da miedo que puedas malinterpretar mis gestos hacia ti. Te quiero, pero como un hermano.

  Hiro escondió su cara entre las rodillas. Poco después sintió la mano del contrario en su hombro. Era cálida y familiar.
  - Nunca he hecho algo que te de a entender que busco algo más de ti.
  - No, no lo has hecho.
  - Eres tú el que con su miedo lo ve todo una amenaza. Si me acerco te pones pálido. No voy a hacerte nada.
  - Lo sé. Perdona.
 
  El menor levantó la cabeza, su hermano tenía esa expresión de calma que recordaba de su infancia, sonrió y por raro que le pareciese Taka también lo hizo.
  - ¿Por qué no podemos estar así siempre? - Preguntó el menor.
  - Misterios de la vida ¿vendrás al viaje?
  - En otra ocasión.

Just give me a reason Where stories live. Discover now