CAPÍTULO CATORCE

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Desde el percance de Musume transcurrieron unos días en los cuales Hiro se pasaba todo el tiempo en casa de su amiga. Cada vez que se iba la casa se quedaba en un silencio que el mayor había aprendido a odiar.

Aquella tarde Su le propuso a Taka ir con ella a visitar a su prima ya que en los últimos días le había preguntado muchas veces por ella. A decir verdad el mayor estaba algo nervioso, jamás estuvo en casa de Musume y temía hacerla sentir incómoda si a eso le sumaba que Hiro también estaría allí.

Él seguía los pasos de su amiga que se dirigía hacia el fondo del pasillo donde su tía le indicó que se encontraban, en la sala de estar. Su, llamó suavemente en la última puerta a la izquierda asomando levemente la cabeza.

- ¿Se puede?

Hiro se levantó alegremente hasta la puerta para abrirla aún más.

- Adelante - Su tono era amable y alegre.

- Me alegro de verte. He venido acompañada.

El menor miró lleno de curiosidad hacia el pasillo donde su hermano dirigía su vista al suelo, tímido. Hiro borró su sonrisa pero de inmediato se sintió mal porque sabía que Taka estaba haciendo un esfuerzo por estar ahí.

- Bienvenido.

El mayor elevó la cabeza para observarle. Aunque Hiro tenía una expresión seria pudo notar que su presencia no le incomodaba.

- ¿Es Taka? - Preguntó Musume desde el sofá donde estaba sentada con el pie en alto.

- Si - Contestó el menor, luego volvió a mirar a su hermano mientras alargaba una mano que detuvo antes de poder llegar a tocar su brazo - Pasa.

- Gracias - Avanzó hacia ella - ¿Cómo estás?

- Por el dolor y todo eso bien, por lo demás muy aburrida.

- Vaya, no sé como tomarme eso - Dijo Hiro.

- No por ti, caramelito. Tú me haces la vida más fácil.

- ¿Caramelito? - Taka miró a Musume y luego a su hermano tratando de esconder la sonrisa.

- Ahora ha decidido llamarme así.

- Es por el brillo de sus ojos que parecen un caramelo, tal vez sea el brillo que Toru hace que nazca de ellos.

Un silencio invadió la habitación. Taka, molesto. Hiro algo preocupado. Su recorría a cada uno de ellos y Musume sólo veía la molestia en la cara del mayor.

- ¿Queréis tomar algo? Hiro puede traerlo - Ofreció Musume.

- Cómo le vas a mandar a él, es tu invitado. Iré yo.

- No me importa Su, decidme que queréis y lo traigo.

- Bueno, pero te ayudo.

Musume y Taka se quedaron a solas con la única compañía de la ausencia de palabras. Tras unos minutos ella se removió captando la atención de él.

- Te noto algo raro ¿estás bien?

- Sí.

- ¿Cómo llevas eso de que Hiro casi tenga nueva casa? - Estaba al tanto de que él no sabía nada, pero su plan de abrirle los ojos y que luchara por su amigo iba a ser directo y sin frenos.

- No tenía ni idea ¿cuándo lo ha decidido?

- Antes de que me cayera. Sé que tenéis problemas como cualquier par de hermanos, pero ¿vas a dejar que se vaya y vuestra relación se deteriore?

- Está bien, Musume ¿qué es lo que sabes?

La chica bajó con cuidado el pie para acercarse más al mayor que permanecía de pie frente a ella.

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