Dan's La France

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Narró yo

-Vendrá tu sobrina y espero que la recibas como es debido. - dijo el señor Agreste mirando a su hijo Adrien. El cual se encontraba en su habitación tomando sus clases de piano.

Este asintió, para después seguir tocando el piano sin ni si quiera decir palabra alguna. Tanto Natalie como Gabriel lo miraron con tristeza.

Ya habían pasado años desde la desaparición de Marinette y ninguno seguía sin estar bien. Nino intentaba hoy en día aún animar a su novia. Cada vez que veía un escaparate de una tienda de ropa y al está no ver a su mejor amiga maravillarse y querer arrastrarla para ver la ropa, se entristecía. Adrien la echaba de menos, fue la primera amiga que hizo en el instituto y ella siempre lo animaba. No se sentía el mismo desde que ella se había ido y es que no era la única... Ladybug también había desaparecido hace años. Lo más curioso es que habían desaparecido prácticamente a la vez. Sin embargo, la última vez que se supo de Ladybug estaba en Londres, aun que llevaba unos casi dos años sin dejarse ver.  Adrien no sabía porque su compañera lo había dejado solo. No se despidió, no le dio un motivo de su marcha. Ella lo había abandonado y dejado solo luchando contra los akumas. Él no podía purificarlos así que los destruía con su cataclismo. Sin embargo, tras ello no podía restaurar la ciudad. Por suerte, juntando el miraculous del dragón con el de la serpiente se podía obtener el poder de la purificación y así reparaba todo, aun que le costaba mucha energía el utilizar tres miraculous y a veces había estado en el punto de no ser capaz de usarlos. No era nada fácil soportar el poder de tres miraculous y mucho menos si uno de ellos era uno de los dos más poderosos de toda la caja.  

Pero... Si se detenía a pensar, lo único que le venía a la cabeza es que extrañaba a Ladybug y también a su compañera. Sentía un vacío en su interior que no era capaz de llenar. Tras la marcha de ambas su actitud había cambiado un poco, ya no era tan alegre, era muy serio. Seguía siendo un chico amable, caballeroso, pero desde la marcha de ambas chicas, no había sido capaz de volver a reír.  Quería saber muchas cosas... Pero hasta el momento no era capaz de obtener respuesta. Debido a ello, se concentraba en mantenerse cada día ocupado para no pensar en nada... Pero lo cierto era que tenía el corazón roto. Tras la muerte de su madre, perdió a su gran amor y también a su amiga ¿Por qué la vida lo odiaba tanto? 

*BOOOOOOM* 

Se escuchó una explosión proveniente de fuera. Este se levantó y corrió hacía la ventana para observar lo que pasaba a su alrededor. Tras ver que había un nuevo akuma que estaba causando destrozos miró a Plagg. 

- ¡Plagg las garras! - anunció su transformación sin si quiera decirle nada más. - Cuando acabe vendré a por vosotros. - miró a los otros dos kwamis, los cuales asintieron. 

Fue saltando de tejado a tejado hasta llegar al lugar donde se encontraba el akumatizado. Chat Noir lo estudió. Su poder era la hipnosis o eso creía él. De alguna forma parecía hipnotizar a las personas para que hicieran lo que el quería. Además era capaz de lanzar rayos, era una combinación de poderes sin duda alguna. Este fue contra él y empezó a luchar cuerpo a cuerpo mientras esquivaba los rayos con ayuda de su bastón. 

-Pero si es el famoso Chat Noir. - dijo el akumatizado. - Vaya es una pena que aún no este tu querida mariquita, así será muy fácil. No sé como los otros no pueden derrotarte, no impones tanto. - Chat Noir ni se inmutó. - Vaya veo que ya no quieres hablar. En ese caso te quitaré tu miraculous enseguida. Vaya y yo que quería divertirme contigo un rato. Pero si no me das conversación, mucho no lo es.

Chat Noir siguió luchando cuerpo a cuerpo. Logró hacer que este retrocediera. Pero para la mala suerte del felino, uno de los hipnotizados logró darle al lanzarle una señal de tráfico. Este cayó al suelo del tejado donde se encontraba junto al akumatizado. Este aprovechó para recomponerse y dirigir su mano hacia el héroe, apuntando para disparar su rayo. Y finalmente, mientas este seguía en el suelo mareado, el akuma le lanzó el rayo. Este cerró los ojos preparándose para recibir el impacto. Pero este nunca llegó. Al abrir los ojos, vio una espalda roja con puntos negros.  Abrió bien los ojos y se los frotó, pensando que era un sueño, pero no. Su antigua compañera le había salvado haciendo girar su yoyo. 

- ¿Necesitabas ayuda? - preguntó con una sonrisa mirando al akumatizado.

- Ladybug... - dijeron ambos, tanto Chat Noir como el akumatizado en lo que casi fue un susurro. 

Ladybug ensanchó su sonrisa. Giró su yoyo y lo enredó en el akumatizado. Se acercó a él sin mirarle a los ojos y le quitó la pulsera que tenía. Tras romperla, salió el akuma. 

-Ya no harás más daño pequeño akuma. - dijo preparando su yoyo para girarlo. - Yo te libero del mal. - atrapó al akuma. - Te tengo. - abrió su yoyo y dejó salir a la ahora mariposa. - Adiós mariposita. - tras esto el akumatizado volvió a la normalidad al igual que el resto de personas. Este al volver a la normalidad se quedó asombrado al ver a Ladybug. Hacía años que había abandonado París. - No se preocupe, ya todo esta bien. - le sonrió para después bajarlo a la acera. 

Todo Por Un Akuma (Corrigiendo)Where stories live. Discover now