Capítulo 32. HOT.

24K 1K 144
                                    

Este capítulo contiene escenas subidas de tono. Con unos " *+*+" avisaré cuando comienza y cuando termina para los que no les gusta leer estas partes. No apto para menores de 16 años.

*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*

Zachariah comenzó a dejar  besos suaves por todo mi cuello con sus manos aún en mi cintura.  Estoy vestida sólo con mi short y mi sujetador negro.  Sus pulgares dan círculos en mi cintura haciéndome estremecer. Pero yo quería que me toque más. ¿Qué me está pasando? Nunca desee algo así.

La mano de Zachariah se desliza un poco más arriba y ahora está en mis costillas. Sé que él quiere ir despacio para no hacerme sentir incómoda pero yo... necesito...  

Antes de que pueda parar mis impulsos tomo su mano con la mía y la apoyo en uno de mis pechos. Su toque arde. Zachariah deja de besarme en el cuello y se separa de mí para mirarme. Mira en dónde está su mano y me mira a los ojos mientras aprieta mi pecho aún con el sujetador puesto. Un gemido sale de mis labios. Eso se sintió bien.

Al escuchar mi gemido él se lanza a mis labios otra vez, ya hinchados por los besos, amasando mis pechos. Pero necesito más. Quiero que me toque. Alzo mis caderas para que den contra las suyas y Zachariah gruñe.

Se separa de mí. —Lia no sigas haciendo eso o no podré parar.

—No quiero que pares— dije completamente segura. Me sorprendí a mi misma la seguridad con lo que lo dije.  No quería que parara. Quería que siguiera, quería... más.

—¿Estás segura?— murmuró.

—Sí — confirmé.

Zachariah me miró fijamente a los ojos con un brillo en ellos y se separó de mi para poder quitarse sus jeans y sus zapatillas. La vista de él vestido sólo con un bóxer era sexy. Se acercó a mis pies y me quitó mis sandalias. Luego se puso sobre mí de nuevo y tomó los botones de mis pantalones cortos y sin dejar de mirarme a los ojos los desabrochó y me deslizó fuera de ellos.

Ahora sólo vestía mi ropa interior. Zachariah me comía con la mirada y mis mejillas ardieron otra vez.

—Hermosa— susurró.

Me senté un poco acercándome a él y tomando su cara entre mis manos atraje sus labios a los míos. Zachariah pasó sus manos por mi espalda y las dejó quietas en el broche del sujetador. Otra vez pidiéndome permiso. Haciéndome de valor quité mis manos de su rostro y las llevé al sujetador para quitarlo. Y lo hice. Sujetador fuera.

Zachariah me recostó en la manta y se cernió sobre mí con una mirada llena de deseo. Tomó mis pechos en sus manos y los estrujó, no pude evitar gemir. Bajó su boca a mi cuello y fue dando besos hasta llegar a mis pechos y mis pezones. Tomó uno de ellos en su boca y lo succionó. Creí que esto dolería, cuando me lo contaban lo sentía así pero ahora sólo quería que lo chupe más.

Pasó su boca a mi otro pezón e hizo lo mismo que con el anterior. Succionar, lamer y morder. Me estaba volviendo loca. Mis partes bajas dolían necesitando algún tipo de presión. Quería estar arriba de él.

Lo empujé con mis manos y lo recosté subiéndome arriba de él. Mis partes tocaron las suyas al instante y gimo al sentir su dura erección debajo de mí. La sentía perfectamente debajo de su ropa interior. Necesitando más de su toque me rocé más contra él. Zachariah gruñe y jadea. Me besa los labios y mi barbilla mientras con sus manos amasa mis pechos.

Vuelvo a rozarme contra él y con un gruñido me separa y me pone debajo suyo.

—Así no duraré mucho— dice con voz ronca y termina en un susurro: —Me vuelves loco.

¿Y si te robo un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora