Capítulo 6. ¿Y si te robo un beso?

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Al entrar en la casa me doy cuenta que los padres de Nare no estaban. Encuentro a Nare acostada en la cama de su habitación con pañuelos usados esparcidos por todo el suelo y llorando. Llego a ella y la consuelo susurrándole cosas buenas, como que estaré allí para a lo que ella necesite pero que me explique qué pasó.

—Creo... creo que... —balbucea hipando.

—¿Crees qué?— pregunto amablemente.

—Creo... creo que... estoy... embarazada— dice eso y se larga a llorar nuevamente.

Yo me quedo en shock. ¿Dijo embarazada?

—¿Embarazada?

—Siiiiiii— solloza.

—¿Y tú como sabes eso?

—Es... que... no a... venido... periodo— balbucea hipando nuevamente sin yo entenderle nada.

—A ver Nare, ¿por qué no te calmas un poco? Yo iré a buscar agua. Quédate aquí.

—De... de... acuerdo.

Salgo de la habitación y voy a la cocina por el vaso de agua.

—Aquí tienes el agua— digo tendiéndosela a Nare y sentándome a su lado en la cama.

—Gracias— murmura.

—Bueno, ¿puedes explicarme que pasó?

—Yo creo... — traga saliva. — Que estoy embarazada.

—Bueno, eso ya lo entendí. ¿Pero cómo sabes tú eso?

—No me vino el periodo este mes y una vez Franco y yo...

—... no se cuidaron— termino por ella.

—Sí.

—¿Y lloras por eso?

—Sí— responde lagrimeando un poco.

—No, no, no. Nada de lágrimas. Para saber si de verdad lo estás tienes que hacerte un test.

—Sí.

—Ve a ducharte. Te espero abajo.

—De acuerdo.

Voy bajando las escaleras cuando escucho la voz de Zachariah muy enojada.

—¡No, papá, no voy a volver! ¡No con esa puta en casa!

Sus palabras me dejan atónita. Y me inmovilizo en mi lugar escuchando.

—Me importa una mierda lo que tú pienses.— Silencio. Como escucho solo su voz deduzco que está hablando por teléfono—. Échala. Me importa una mierda ella. Y si a mamá no le digo nada es solo por su condición de salud, no por ti hijo de puta.

Sus palabras son frías y crueles. No entiendo por qué le habla así a su padre.

—Pasaré algún día a ver a mamá.

Luego de eso no escucho más nada y decido bajar las escaleras. Abajo me encuentro a Zachariah sentado en un sofá de la sala de estar con la mirada perdida. Se ve tan... vulnerable. No sé parece nada al maldito Zachariah que yo odio. Se ve... afligido. Me gustaria... contenerlo. Avanzo unos pasos hacia él y susurro su nombre. Salta del sofá poniendose de pie, como si lo hubiera asustado y me mira.

—Lia— dice al fin.

—Yo... — ¿le digo que escuché su conversación? No, eso me haría ver como una chusma— ¿estás bien?

Traga duro.

—Estoy bien. ¿Y Nare?

—Ella está bien, no te preocupes. Tú, ¿estás seguro de que estás bien?— me mira un rato largo.

¿Y si te robo un beso?Where stories live. Discover now