Capítulo 30. Parte uno

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—Bueno, cuenta— le digo a mi amiga mientras me siento en su cama. Suspiro. —Sé que tienes cosas que contar... adelante— la animo.

Nare suspira y se sienta al lado mío, sus ojos se llenan de lágrimas. —No ha pasado nada, sigue todo igual. Franco y yo estamos separados— trata de decirlo como si no le importara pero no le sale, puedo ver que eso la pone terriblemente mal. —Es sólo que... no puedo creerle, todo lo que me dijo de Rocío, suena a algo que pasaría en una novela de la televisión. Siento que es una escusa a lo que hizo y yo odio que me mientan y lo sabes— dice mirándome reprobatoriamente.

Asiento de acuerdo a lo que dice y Nare prosigue: —Luego me he peleado con Zachariah, cuando vino aquí a buscar sus cosas. Le dije unas buenas cositas. ¿Ha hablado contigo?

—No... con respecto a eso... Él sabe mi pasado y lo nuestro terminó desde que lo vi con otra. Siento que se pelearan... —suspiré pesadanente, aún me dolía todo esto, pero ya lo iba a olvidar.

—Es un imbécil.

—Lo sé— dije luego de unos segundos encogiéndome de hombros. Nare me miró confusa y ambas comenzamos a reír.

—¿Y tú?— pregunto ella.

—Bueno, tuve un par de cositas... nada importante— digo tratando de escaparme de tener que contarle mi pelea con mi padre.

—Vamos Lia, cuéntamelo. No te escaparás, si eso es lo que piensas— dijo señalándome con un dedo.

Suspiré resignada. —Volví a ver a mi padre.

—¡¿Qué?!— gritó escandalizada y comencé a contarle como fue.

Cuando terminé Nare estaba abrazándome y pidiéndome disculpas por no haber estado allí, etc, etc.

—Nare está bien, ya pasó. Yo tampoco estuve para ti.

Ella hizo una mueca. —Cierto.

—Con respecto a Mar... ¿Tú sabías que está saliendo con Edward? 

—Sí. Y también sabía lo de su cambio de teléfono, pero bueno, es que estaba enojada contigo como para llamarte y decirte "Hey Lia, Mar cambio de teléfono, anótalo" dañaría mi orgullo. 

La empujé. —Tonta.

Con Nare decidimos ir y salir por ahí para no estar todo el tiempo encerradas en la casa y nos vamos a caminar por una plaza cerca de su casa.

Estábamos caminando tranquilamente cuando Nare se para de repente y se da media vuelta llevándome consigo.

—¿Qué sucede? — le pregunto frunciendo el ceño.

—Está ahí, fue mala idea salir— dice echando miraditas sobre su hombro.

Rodo los ojos. —Pero te mueres por verlo.

—También— gime.

—¿Y si tal vez no mintió y está diciendo la verdad?

Se frena y me mira poniéndose delante de mí. —¿Estás defendiéndolo?

—Puede…

—¿Quién eres tú y dónde está mi amiga?

La empujo en modo de broma. —Puede que yo no lo soporte, por muchas cosas, como por haberte hecho sufrir antes…

—Eso fue antes— dice cortándome.

—Bueno, a lo que voy, es que a pesar de todo yo sé que el chico te quiere. Se le nota cuando te mira, tiene un brillo especial…

Suspira y se pasa una mano por el pelo mientras seguimos alejándonos de dónde estaba Franco con sus amigos. —No lo sé, Lia. Debo pensarlo.

—Piensalo— digo y sonrío ya sabiendo que tengo que hacer con estos dos.

¿Y si te robo un beso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora