Capítulo 34

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No existe el deseo sin prohibición, la creencia de algo inalcanzable o la novedad que jugaba con el cerebro. Quizás era por eso que el de ellos estaba desbordado. Todo era nuevo para ambos porque a pesar de las tantas experiencias sexuales que Jimin había tenido, sus relaciones, cada cosa que experimentaba con Namjoon era nueva. Sentía ir por el más gigantesco centro comercial y queriendo entrar a cada departamento, con la ilusión de comprar todo lo que le atraía.

Sin embargo, nunca quiso tener todo lo que deseaba. No creía que nadie lo quisiera, al menos no sinceramente. ¿Dónde quedaría la gracia, a dónde quedaría la diversión y satisfacción de obtener algo por lo que se ha luchado si se tuviese todo tan fácilmente? No se valoraría y a los pocos días se aburrirían, lo abandonarían buscando algo nuevo que llame su atención hasta que no se encuentre nada que sacie su interés, quedándose frustrado y vacío.

Ese hombre que ahora lo tocaba y besaba como si lo estuviera venerando, siempre le pareció inalcanzable. Soñó y deseó tanto ir siempre más allá, cada vez que lograba algo, un beso, una caricia, se sentía como una hazaña. Cuando el día de su despedida estuvo en sus sábanas le pareció un sueño, el sexo fue increíble pero aún así se sintió impersonal. No pudo tocarlo o besarlo a su antojo, no pudo dejarse ir como deseaba y aunque de cierta forma lo frustró también incrementó el deseo por él como nunca antes. Quería más, necesitaba más. Era una llama que no se apagaba, simplemente se avivaba más.

Sentir a Jimin entre sus brazos, verlo tan entregado a él sin reserva alguna se sentía como un regalo que no había pedido y no tenía idea de cuánto lo necesitaba. Se dejaba llevar con la corriente de su cuerpo, haciéndole darse cuenta cuán bueno era sentir a una persona tan cerca de él. Toda su vida estuvo desinteresado no solo en el sexo, sino en la cercanía de las personas en general. Se sentía relativamente seguro, cuando hacía más de veinticinco años no era así. Una sensación nueva que quería atesorar.

No supieron en qué momento ambos quedaron desnudos, tan expuestos. Jimin simplemente se estaba dejando hacer, consagrándose a esas divinas mano, enredado a su cuello tirando de su cabello mientras sentía la calidez de su lengua surcar su cuello. Nuevamente el mayor lo cargaba a través de toda la casa, presionando su trasero, dejándolo disfrutar la fricción de su miembro contra su vientre.

El frío de las sábanas llegó a su espalda de forma repentina, Namjoon lo había dejado caer sin más y lo miraba con un fuego en sus ojos que aún con la claridad que les llegaba desde pasillo se podía apreciar. Sus labios estaban hinchados y su pelo totalmente revuelto gracias a su trato; la imagen más sexy y sensual que podía aquilatar.

Nam hizo el intento de de acercarse pero un pie posado en su pecho se lo impidió, sus dedos lo pellizcaron gentilmente y todo su cuerpo se tensó aterrado. Imágenes de patadas que llegaban por todos lados colisionando con su cuerpo hasta dejarlo en el suelo escupiendo sangre, seguidas de otra llegaron haciéndolo recordar episodios que había dejado guardado en el fondo de su archivero mental. Dejó de sentir las caricias que le eran brindadas por el miedo que lo invadió.

Jimin liberó su pezón al sentirlo temblar, estaba preocupado por verlo así y temía que colapsara como en la oficina, por lo que recogió su pierna con cuidado antes de acercarse lentamente. Llevó ambas manos a su cabeza, obligándolo a mirarlo, sus ojos se encontraron pero Namjoon estaba algo perdido. Acarició sus mejillas, unió sus frentes y lo besó.

— Todo está bien, Nam. Yo estoy aquí contigo. — Sus palabras salían en un susurró que funcionaba como caricia para ambos. El mayor apretó sus ojos, apoyando su cabeza sobre el hombre de Jimin que estaba arrodillado en la cama. — ¿Me permites tocarte? Quiero abrazarte. — Aunque dudoso, aceptó, sintiendo como era rodeado por esos tibios brazos.

Dr. Control - NamMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora