Ya no lloraré

El inicio

|Audiovisual: Lee TaeMin; Under My Skin|

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—Bienvenida a Hueco mundo mi pequeño Cerezo. —dijo de forma casi sádica él ex-capitán.

La ahora oji-raja alzó su mirada hasta toparse con la de Aizen que desbordaba narcisismo.

—Aizen-sama... —murmuro de forma seca, contraria a su personalidad habitual.

—Suelten la. —ordenó a ambos Arrancars sin quitar su sonrisa.

Estos no tuvieron de otra más que comenzar desatar primero las correas que mantenían atadas sus piernas a la mesa, por su parte esta ni se inmutó, prosiguieron por soltar sus brazos, Szael el izquierdo mientras Ulquiorra hacia lo mismo con el derecho, luego de por fin ser soltada lo primero que hizo fue sentarse en la mesa para después bajarse de ella y caminar hasta el castaño a quien reverencio para mostrarle su respeto y lealtad.

—Ulquiorra ve con Haribell para que te de algo de ropa para ella, luego lleva la a una habitación para que se vista. —le ordenó.

Este asintió y comenzó a caminar seguido por la pelirrosa, la cual se mantenía en absoluto silencio.

—Por último, si algo le llegase a pasar tu me las pagarás. —le amenazó estando ambos a espaldas.

El Arrancar no contestó, solamente siguió su camino fuera del laboratorio del pelirrosa, Sí le llegase a pasar algo sería a causa suya, no mía, pensó para sus adentros.

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Luego de ir con la tercer Espada quien ya los esperaba con el vestuario listo dejó a la pelirrosa en una habitación, y como se le fue ordenado no la abandono, simplemente se quedó fuera del cuarto a esperar que esta estuviera lista, ya que luego tendría que llevarla a la Sala de reuniones.

// Narra Ulquiorra //

¿Por qué tenía qué ser ella? De entre todas la jodidas shinigamis que hay tenían que traerla a ella, ¡Maldita sea! ¡Maldito Aizen! Me obliga a faltar a mi palabra.

—Listo. —salió del cuarto vistiendo un top hasta sus costillas cubriendo su pecho, también traía una falda muy corta hasta medio muslo dejando expuestas sus piernas.

La mire de arriba a abajo, y no pudo evitar mirarlo a él, es como si su recuerdo apareciera de nuevo, Tsk...

// Fin de la narración //

—Vamos. —habló el oji-verde girando sobre sus talones comenzando a caminar de nuevo.

Esta sin decir nada o hacer alguna clase de gesto lo siguió yendo tras de él.

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Y como se le fue dicho, el oji-verde llevó a la Haruno a la Sala en donde se reunían cuando el ex-shinigami lo exigía, en esta ya estaban los ocho Espadas junto a dos de los tres ex-capitanes, al parecer uno de ellos se exentara, los demás esperaban su aparición, todas la miradas se concentraron sobre ellos, o mejor dicho en la pelirrosa, algunas eran de curiosidad, pero otras eran de lujuria provocada por toda la piel expuesta, lo cual molestaba enormemente al azabache, este la llevó a sentarse a la mesa en donde estaban todos, la sentó al lado de Aizen quien estaba a la cabeza de la mesa.