—Tenía bronquitis.

Por supuesto que es una mentira, pero esta mañana me había encontrado a Kate esperando un taxi fuera del edificio y me ofrecí llevarla a su trabajo. Ayer, habíamos platicado un poco a través de nuestras redes sociales, por un momento me olvidé de Sara y el sujeto holandés, al menos hasta que ella se quedó dormida, esta mañana tenía un texto suyo disculpándose y yo le dije que no había problema. Cuando la vi en el momento que me dirigía al parking insistí en llevarla, me preguntó si me encontraba bien y lo único que solté fue un bufido cargado de frustración a lo que agregué:

—No sé si quiera si tengo trabajo —Ya íbamos camino a su lugar de trabajo cuando hizo esa pregunta, concentrado en la carretera le contesté. No pude verla a los ojos porque de cierto modo esta mujer me intimida—. Tuve un problema con mi jefa, no fui a trabajar ayer y lo más probable es que me eche hoy mismo.

—¿Algo grave?

—No tienes idea, esa mujer es peor que satanás.

—Dile que tenías bronquitis. —Me reí, porque sé que aunque estuviera muriendo Margaret no va a creérselo.

—No puedo decirle eso. No va a creerse algo como eso así de fácil.

—No tiene de otra si presentas una constancia médica del hospital. —En ese momento sí la vi y ella con una sonrisa dirigida a mí se encogió de hombros. Después, me hizo acompañarla hasta su oficina y jurar que no le comentaría sobre esto a Simon. Pude entenderlo de inmediato.

Dejo caer la constancia médica sobre el escritorio de Margaret. Justo frente a sus ojos. Ella toma el papel vacilante sin despegarme los ojos de encima y lee la nota para después mirarme de nuevo a mí.

—Simon no me dijo nada de esto, me comentó que estabas molesto. —Su tono de voz ahora es débil. Como si quisiera decir más cosas pero no se atreve a hacerlo.

—Simon no lo sabía. —No comenta nada más, deja la nota sobre una serie de archivos y le entrego los folios en manos. Todos los que le había encargado a Simon por mi ausencia. Ella toma el paquete y después de darle una hojeada, vuelve a aclararse la garganta y dice:

—Pero ya estás bien, así que ve a trabajar y prepárate porque me acompañarás a una reunión, tienes que estar listo cuando te diga. —Todo esto lo dice sin verme a mí y ni siquiera le pregunto sobre la bendita reunión de la que habla porque ya me imagino con qué voy a encontrarme ahí.

Salgo de su oficina para ir a mi cubículo donde me encuentro a Simon quién de inmediato me hace un gesto preguntando sobre cómo me fue con la jefa dragón. Según él, pasó todo el día intentando hacerla sentir culpable por todas las cosas que hizo, pero hoy, su actitud estaba muy lejos del remordimiento.

—Creo que sigo trabajando aquí. —Le digo, a lo que él suelta un suspiro y sus hombros se relajen. No, no es que a él le importe si me voy o no, simplemente no tendrá quién le cubra la espalda si me despiden. Miro sus manos, carga todas sus cosas y una taza de café, entonces le pregunto—: ¿Dónde vas?

—A divertirme un rato con Alicia. —Hago memoria quién es Alicia y recuerdo a la chica nueva de recepción—. Si Margaret te pregunta, mi abuelita está enferma.

A esto es lo que me refiero, si me quedo sin este empleo, el principal afectado será Simon porque no podrá salirse con la suya sin alguien de su entera confianza que le mienta a Margaret sobre su paradero. Aunque estoy seguro que de todas formas la jefa dragón no se lo cree, pero da igual... es Simon.

—Como digas —digo resignado.

—Si me tardo, dile que te envié un texto avisándote que ella ha muerto. —Creo que Simon es un mentiroso crónico, lo peor de todo es que usa a los familiares suyos que ni siquiera conoce.

¿Cómo (no) conseguir un ligue de una noche?Where stories live. Discover now